El Metro se ha vuelto a convertir en el polémico tema de la campaña para las elecciones municipales y en el curso de los debates mantenidos por los candidatos de los partidos políticos a la Alcaldía alguno de ellos ha instado a que se redacten de nuevo los proyectos de las líneas pendientes porque a su juicio no son metropolitanas y no conectan Sevilla con su alfoz, el objetivo deseable. Sería un craso error que daría a las Administraciones Públicas una coartada para seguir sin poner un euro en la ampliación de la red al colocarse el contador a cero. Esta mera posibilidad de repensar y rediseñar las líneas ya fue analizada en las recientes jornadas del Foro METAS (Movilidad Eficiente Área Sevilla), que organizó el Colegio de Arquitectos con la colaboración del de Ingenieros de Caminos.
Prácticamente la totalidad de los expertos participantes en las mismas abogó por no abrir ningún melón y construir cuanto antes la red tal como está diseñada, que ya luego habrá tiempo de sobra para ver cómo y hacia dónde se amplía. Las líneas se proyectaron en 2003 tras muchos años de estudio de todo tipo que dieron como fruto una red calificada de “bien pensada y coherente”. Cuestionarla requeriría de diez a quince años de nuevos estudios e informes que nos llevarían hacia la mitad del siglo actual. En el Metro lo último en que hay que pensar es en volver a empezar. Iríamos hacia el nunca en vez de hacia el ahora.
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