Sevillaland

Pograma

Sólo los inocentes turistas y los recién empadronados creerán que cuando hojean el “pograma” de mano con las procesiones de Semana Santa de Sevilla ...

Publicado: 14/04/2019 ·
23:09
· Actualizado: 14/04/2019 · 23:09
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Autor

Jorge Molina

Jorge Molina es periodista, escritor y guionista. Dirige el programa de radio sobre fútbol y cultura Pase de Página

Sevillaland

Una mirada a la fuerza sarcástica sobre lo que cualquier día ofrece Sevilla en las calles, es decir, en su alma

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Sólo los inocentes turistas y los recién empadronados creerán que cuando hojean el “pograma” de mano con las procesiones de Semana Santa de Sevilla están consultando un útil y aséptico folleto informativo. Cualquier sevillano explicaría al foráneo de que, en realidad, se trata del relato cifrado de las viejas pugnas de los habitantes más inflamables de Sevillaland: los cofrades.

Los informativos sobre el asunto procesional, que ocupan en la cuaresma los prime time radiofónicos locales, narran la sucesión de batallas como si tal cosa. En esos magacines no está presente Dios por ninguna parte, ni falta que hace.

Todo se centra en minutos perdidos o ganados, metros recorridos de más o menos, adornos en especial adecuados (o no)... Las peleas tienen, no obstante, algo teológico, ya que se dirimen en lo referido a espacio y tiempo.

En cuanto al espacio, los trazados de las rutas procesionales generan una tensión bélica con olor a azahar. La búsqueda del objetivo -llegar a la Catedral- es por completo menor respecto a lo esencial: transitar por calles estrechas; pasar por conventos ante la promesa de telúricos cantos femeninos; agradecer a algún generoso donante su impagable, literalmente, contribución al boato del cortejo.

Ese asunto resulta leve comparado con el tiempo. Si algún cortejo precedente te obliga al temido parón, el odio germina en el pecho de los agraviados que esperan a pie quieto. Deberán luego correr -oh espanto, la prisa en la calle, después de todo un año de espera- por culpa de malos cristianos que se deleitan para propia vanidad. Pero la vanidad es pecado venial durante la Semana Santa, como comer carne.

El “pograma” está plagado de referencias que permiten entender. La hermandad que ha fichado a una banda cotizada o despedido a la anterior; el número in crescendo de nazarenos; el orden de presencia en la carrera oficial… todo anuncia el triunfo sobre la muerte de las juntas de gobierno que mejor dominan las artimañas del Stratego capillita. La refriega más cruenta este año ha dejado graves heridos en el territorio Martes Santo, solapando nuevos odios sobre los antiguos.

El ojo experto sabrá ver en el “pograma” qué hermandad ha doblado la cerviz y cuál saca pecho.

Recién cesarán los informativos diarios dejando en el aire olor a pólvora, cuando el estruendo de la limpieza de la cera servirá de fondo a los conciliábulos de quienes afilan armas para las elecciones en su hermandad. Oh, sagrada Babilonia del sur, reza por ti.

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