El Ayuntamiento y las patronales de la hostelería y del comercio sevillanos han cerrado un acuerdo para regular la actividad de los establecimientos de ambos ramos durante la próxima Semana Santa, con el objetivo común de garantizar la seguridad. Desgraciadamente, desde los episodios de pánico colectivo registrados en la Madrugada del año 2000 y repetidos posteriormente, especialmente en 2017, hemos entrado en una nueva dinámica que obliga a adoptar medidas restrictivas. Estas han contado ya con la comprensión y colaboración de hosteleros y comerciantes, cuyo sacrificio y sentido de la responsabilidad al aceptar el cierre anticipado de sus establecimientos y la prohibición o la venta limitada de cierto tipo de productos merece un reconocimiento público.
Dentro de ese espíritu cooperativo, el gobierno de la ciudad también ha sabido introducir este año criterios de mayor flexibilidad que permitirán la apertura de establecimientos en algunos sectores del centro y la venta de productos básicos como agua e infusiones calientes siempre que no sea en envases de cristal, por el peligro que entrañan. Ahora sólo falta que el Consistorio extreme la vigilancia para impedir que oportunistas y desaprensivos, que siempre los hay, burlen estas medidas recurriendo a la venta ambulante o sin estar amparados por la pertinente licencia ni por su habitual horario de apertura.
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