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Desastre sin paliativos en la mayor corta minera de Europa

José M. Cantó, geólogo experto en Geotecnia minera e Hidrología, analiza el derrumbamiento en la corta de la mina de Cobre Las Cruces

Publicado: 29/01/2019 ·
22:47
· Actualizado: 29/01/2019 · 23:01
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La corta y las proporciones del derrumbe.

La extensión del derrumbe en la corta.

Vista aérea de la corta tras el derrumbe.

Vista aérea de la corta tras el derrumbe.

Vista aérea de la corta el pasado 17 de enero.

Fotografía facilitada por D.Robles del estado de la corta tras el derrumbe.

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  • Un 80%, al menos, del fondo de la explotación está afectado por el derrumbe que estimamos no inferior a 20 millones de metros cúbicos

El deslizamiento que se ha producido en la Corta de Cobre Las Cruces, en Gerena, comporta un desastre de tal magnitud que supera con creces cualquier estimación de cálculos geotécnicos realizados por expertos y empresas especializadas en ese campo.

No se trata de uno más de los varios deslizamientos ya producidos anteriormente, y que afectaron localmente a los taludes y bancos diseñados con criterios adecuados bajo normas geotécnicas convencionales, sino que ahora nos encontramos ante un colapso total de la explotación a cielo abierto, con un volumen y una superficie afectada de tal calibre que conlleva la detención de la actividad minera a largo plazo, en un tiempo mínimo no inferior a tres años si se quiere recuperar la seguridad y estabilidad perdidas, incluso en el hipotético caso de que esto sea posible y rentable en el actual estado de la vida de la mina.

Un 80%, al menos, del fondo de la explotación está afectado por el derrumbe que, aunque de difícil cuantificación por apreciación externa, estimamos no inferior a 20 millones de metros cúbicos (sin descartar que esta cifra pueda duplicarse o, incluso, triplicarse) de margas azules, sobre las que estaban constituidos esos taludes que se han derrumbado de una forma global en la zona perturbada, afectando incluso al área externa de deposición de los eufemísticamente llamados “estériles de mina”, que no son otra cosa que el almacenamiento de las mineralizaciones de gossan en espera de su posterior tratamiento.

Lo más grave del asunto es el análisis que, evidentemente, se oculta de las causas reales de ese deslizamiento, que no se corresponde en mi opinión con un mal cálculo de la estabilidad de los taludes establecidos para la explotación, sino con un factor fundamental que no ha sido tenido en cuenta en los cálculos estructurales, y es la existencia de la indiscutible e importante discontinuidad geotécnica que constituye el propio acuífero Niebla-Posadas, base crítica de este deslizamiento, situado entre los materiales paleozoicos en los que se ubica la mineralización y las margas azules postorogénicas que la cubren, sobre el que ha girado una importante discusión en torno al sistema adoptado por la empresa, para obviar la incidencia de este acuífero sobre la explotación, consistente en crear un cono de depresión de su nivel piezométrico en el entorno de la Corta Minera, con el fin de evitar el aporte de sus aguas a la misma, reinyectándolas posteriormente en zonas más alejadas, pero generando con ello una muy importante discontinuidad geotécnica que para nada ha sido tenida en cuenta en los cálculos de estabilidad general de la Corta, lo que constituye un craso error humano que la Naturaleza se ha encargado de evidenciar de forma notoriamente manifiesta.

Otro aspecto sobre el que la empresa debería pronunciarse, aunque evidentemente no lo hará público, es el hecho de que este deslizamiento tiene necesariamente que haberse producido mediante movimientos y advertencias previos que debieran haber sido detectados por los inclinómetros y sistemas de control con los que cuenta la mina, algo que no habría podido evitar el desastre físico, pero sí alertar para avisar de los riesgos inminentes sobre la seguridad de los trabajadores.

La empresa debe agradecer al Destino (algo que internamente sabe muy bien) por la hora y las condiciones en que se ha producido el deslizamiento y derrumbe de los taludes, ya que de haber sido en un momento de actividad normal en la Corta y en la Rampa Subterránea, no en el cambio de relevos, ahora estaríamos asistiendo a la búsqueda desesperada y contra reloj de los mineros sepultados, que se estarían contado por decenas.

Es un hecho contrastado que la magnitud y la rapidez con la que se ha producido el colapso de los terrenos no hubiera permitido reacción alguna de los trabajadores que se encontraran en sus puestos de trabajo. Lo que no es de recibo es que haya sido solo la casualidad o la “buena suerte” la que haya evitado una tragedia que estaría ahora mismo en las portadas de los medios de todo el mundo.

Otro aspecto que obviamente la empresa va a intentar minimizar, ante la situación existente, es la innegable realidad de contaminación que aqueja al acuífero Niebla-Posadas. Decir, como ha hecho, que no existen riesgos ambientales es mentir interesadamente. La aportación de aguas al fondo de la corta, el actual descontrol de las aguas de contacto y su contaminación por los sulfuros, sulfatos y carbonatos de metales y metaloides en ella existentes es algo que en este momento la empresa no puede evitar por mucho que lo proclame, ya que todo el sistema de control está afectado. El proceso de Drenaje Ácido de Mina ya está en marcha, y afectando al acuífero, algo que va a seguir produciéndose durante un largo período de tiempo mientras consiguen extraer y estabilizar la ingente cantidad de terreno deslizado… si es que llegaran a hacerlo, algo que me produce serias dudas.

La frase que el grupo First Quantum, propietario de la empresa explotadora, Mina Las Cruces, ha utilizado en su declaración corporativa diciendo que “ha aislado el incidente” es toda una inadmisible ironía que queda al descubierto cuando se observa el gigantesco desplome de la enorme cuña del talud norte, que ha invadido casi por completo el fondo de la Corta Minera mediante el ciclópeo derrumbe que una inexistente estimación técnica ha provocado.

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