La Fiscalía pide once años de cárcel para A.L.C., juzgado hoy en la Audiencia de Sevilla por un delito continuado de abusos sexuales a su sobrina desde 2008, cuando la víctima tenía 7 años, hasta 2013, cuando al cumplir los 13 años la menor dejó de querer ir a acostarse a casa de sus tíos.
El juicio, celebrado hoy en la Sección IV de la Audiencia de Sevilla, ha quedado visto para sentencia tras el interrogatorio al acusado así como escuchar la grabación de la declaración de la aún menor como prueba preconstituida y las declaraciones de varios testigos, entre ellos familiares de la víctima.
El fiscal ha mantenido sus conclusiones iniciales y la petición de once años de prisión para el acusado, así como otros siete años de libertad vigilada y ocho de prohibición de acercarse a menos de 300 metros de la víctima y de comunicarse con ello, e igualmente de que indemnice a su sobrina con 12.000 euros por el daño moral causado.
Según el Ministerio Público, el procesado, se aprovechó de su condición de tío de la víctima "al estar casado con la hermana de la madre de la menor" y teniendo tíos y sobrina "una estrecha relación familiar" por la que la víctima solía visitarlos en su domicilio y se quedaba "con frecuencia a dormir".
Eran entonces cuando el acusado, "valiéndose de su parentesco realizaba e involucraba a la niña en actos de contenido sexual con la finalidad de obtener su satisfacción sexual".
Así en 2008, cuando la víctima tenía 7 años, "el procesado, con la excusa de que le iba a dar un masaje, comenzó a practicarle unos tocamientos, que comenzaron por la parte inferior de sus piernas y fueron subiendo hacía su parte intima, no llegándole, en esta ocasión, a tocar sus partes íntimas, pero sí se quedó muy cerca, pidiéndole, después a la niña que le realizara los mismos tocamientos".
Según el escrito de acusación de la Fiscalía, "estos hechos se volvieron a repetir, entre el año 2008 hasta el 2013", cuando al cumplir la menor los 13 años de edad "ya no quiso quedarse a dormir en casa de sus tíos, realizando el acusado los mismos tocamientos, primero con la ropa puesta, luego, le quitaba toda la ropa, haciendo él lo mismo".
Los "tocamientos" que le practicó durante todos estos años eran "completos acabando, siempre, con la introducción de sus dedos en la vagina, y ella, paralelamente, tenía que hacer lo mismo, acabando, siempre, masturbándole, llegando el procesado, en algunas ocasiones a eyacular".
Incluso "en alguna ocasión, después de eyacular el procesado, llegó a pedir" a la menor que le besara los genitales y se duchó desnudo con ella, todo ello "cuando su mujer no estaba presente".
Según el Ministerio Público, la víctima -que ha acudido al juicio hoy visiblemente afectada- "sufre signos de impacto psicológico ante la violencia sexual traumática vivida".
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