Dos formas distintas de concebir la guitarra se han dado cita esta noche en La Bienal de Sevilla, en el espectáculo 'Compadres', en el que se ha mezclado el arte de dos grandes de la guitarra hispalense, Niño de Pura y Manolo Franco.
Ha sido un ejemplo de lo que el arte en colaboración puede conseguir, diez años después de unirse para este mismo fin, protagonizado un concierto en el que la sensibilidad y el virtuosismo se han unido en una cita irrepetible.
Ambos han demostrado que la guitarra flamenca sigue viva, y que es posible sacar adelante un espectáculo con el instrumento más flamenco que existe.
Acompañados al cante por Churumbaque y Pura de Pura, a la percusión por Agustín Henke y las palmas de David Gavira y Manuel Cantarote, han mostrado en el teatro Lope de Vega sevillano un repertorio producido por Luis M. Rodriguez, formado por seguirías, tarantas, alegrías, bulerías o fandangos, entre otros palos flamencos.
Ambos tienen una experiencia nutrida en La Bienal, en la que Niño de Pura fue Giraldillo al Toque en 1990, seis años después que Manolo Franco.
Daniel Navarro Cruz (Niño de Pura), fue discípulo de Manolo Sanlúcar, y llegó a ser guitarrista oficial de Juanito Valderrama (1988 - 1989), además de lograr dos premios fundamentales: el otorgado por la Cátedra de Flamencología de Jerez de la Frontera (1984) y el Bordón Minero del Concurso Internacional de Cante de las Minas de La Unión (1984).
Por su parte, Manolo Franco se formó con los maestros Manolo Barón y Antonio de Osuna, así como en la academia de Matilde Coral, y comenzó su trayectoria profesional con 15 años como acompañante del baile y es en esa faceta, la de acompañamiento, en la que ha obtenido un mayor reconocimiento.
Ha tocado junto a grandes figuras, como Antonio Mairena, Calixto Sánchez, Naranjito de Triana, Paco Taranto o José de la Tomasa, y ha recibido el premio al mejor acompañamiento en la Bienal de Flamenco de Sevilla en dos ocasiones, en 2002 y 2004.
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