Creo que no puede haber cosa más mala para un Gobierno que se estrena que las contradicciones en sus planteamientos, con lo que ello supone de inestabilidad e incertidumbre. Todo ese “bamboleo”, todo ese cambalache, todos esos vaivenes, ahora que sí ahora que no, uno diciendo una cosa y otro diciendo horas después lo contrario, no conducen a nada. Antes al contrario, resultan muy perjudiciales para la estabilidad socio política y sobre todo por la pérdida de confianza que provoca en los agentes sociales y económicos.
Un ejemplo de estos días es lo que estamos viendo con el denominado “dieselazo”. Con ello, el Gobierno actual no pretende crear un nuevo impuesto, sino que está planteando la subida del impuesto que actualmente existe -el Impuesto Especial sobre Hidrocarburos- para equipararlo al impuesto que se paga ahora mismo por la gasolina. Esta medida se aplicaría a más de 17 millones de españoles y es absolutamente indiscriminada, ya que afecta tanto a “ricos” como a “pobres”. La razón que esgrime el Ejecutivo es simplemente ecológica (contaminar menos y cumplir con las reducciones de emisiones de CO2). Sin embargo, en el fondo las cosas no son así, porque el objetivo fundamental de esta medida es simplemente recaudar más, ya que los motores diésel actuales emiten menos CO2 y consumen menos. Pero, además, nadie va a cambiar su coche o va a dejar de utilizarlo porque el gasóleo suba unos céntimos de precio. El usuario pagará más caro cada kilómetro de desplazamiento, se quejará y ya está.
Pero lo verdaderamente inquietante es la contradicción que en todo esto se observa entre los miembros del Gobierno. Así, ya en el mes de julio, la ministra de Transición Ecológica señaló que “el diésel tiene los días contados”. También la ministra de Hacienda habló entonces de una fiscalidad energética que contemplaba esta subida, que por otra parte, el ministro de Agricultura matizó en el sentido de que cualquier cosa que se hiciera desde luego no afectaría al desarrollo de las actividades del campo. Pero es que ayer martes a primera hora, el presidente del Gobierno reiteró esta afirmación diciendo que se produciría una subida en el diésel.
Sin embargo, parece como si no tuvieran buena comunicación los miembros de este Gobierno porque pocas horas después de estas declaraciones la ministra de Industria, Turismo y Comercio, afirmaba que el Gobierno todavía no ha anunciado esa subida del impuesto del gasóleo, que van a esperar, y que en realidad se trata de un “globo sonda”.
Y digo yo: ¿A estas alturas, alguien puede pensar que esto que se traen con el diésel es realmente un globo sonda o es que simplemente están perdidos y no saben qué hacer para recaudar más sin perder votos?
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