La Audiencia de Sevilla ha condenado a ocho años de cárcel a un padre acusado de maltratar a sus siete hijos menores y abusar de una de ellas entre 2011 y 2013, todo ello en el domicilio familiar que compartía con los pequeños y su madre hasta que les fueron retirados por la Junta en noviembre de 2013.
En la sentencia, del 7 de marzo, la sección tercera de la Audiencia condena al acusado, A.M.U. -en prisión preventiva desde 2016 cuando se denunciaron los hechos a raíz de los testimonios de los menores-, a seis años de cárcel por un delito continuado de abusos sexuales a la mayor de sus hijas (desde que tenía 9 años a los 12) y a dos años de cárcel por un delito continuado de maltrato habitual a los siete hermanos, actualmente con edades comprendidas entre los 5 y los 16 años.
La Fiscalía pedía 18 años de cárcel y la acusación particular, ejercida por la Junta de Andalucía -que actualmente ostenta la tutela de los menores- solicitaba 20 años de cárcel, al calificar lo sucedido con la hija mayor de agresión sexual y acusar a A.M.U. también de exhibicionismo y provocación.
El tribunal no ve acreditado que se produjera la "violencia" e "intimidación" necesarias para la agresión sexual, más allá de que el acusado se valiera de la "superioridad" que conlleva la "relación parental" para abusar de su hija "con ánimo de satisfacer sus instintos sexuales", y tampoco que hubiera penetración, ya que no se hizo una prueba pericial forense a la víctima.
Tampoco cree "constatado" que el padre mostrara vídeos pornográficos a sus hijos ni "se masturbara" delante de ellos para condenarle por exhibicionismo y provocación.
El acusado tiene una condena previa de dos años por violencia de género contra su mujer y madre de los pequeños, inicialmente investigada como encubridora aunque posteriormente la causa fue archivada contra ella al constatarse que también era maltratada.
El tribunal sí considera probado que A.M.U. "tratando de satisfacer sus deseos sexuales", abusó de su hija mayor "durante la convivencia en el domicilio familiar" y sometió a todos sus hijos, menores de edad, "a una situación generalizada y permanente de maltrato físico y psicológico, integrada por continuas agresiones, amenazas, desprecios y vejaciones"
También "propició en la convivencia familiar un ambiente sexualizado al que expuso a sus hijos menores a sabiendas de su inmadurez", con conductas como mantener relaciones sexuales con la madre de ellos en su presencia, lo que generó en los pequeños "un constante sufrimiento moral y una permanente sensación de angustia, miedo y humillación".
Por el "daño moral" y las "secuelas" psicológicas provocadas, el tribunal condena al acusado a indemnizar con 28.000 euros a cinco de los siete menores, dada la "corta edad" de los otros dos para recordar nada de lo sucedido.
Además de la pena de prisión, le suspende la patria potestad y le prohíbe acercarse a ellos durante seis años (12 en el caso de la hija mayor víctima de los abusos.
No aprecia la atenuante esgrimida por la defensa de drogadicción.
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