Sevilla

El “retroscopio”

(Retroscopio: Una vez que ya sabemos cuál es la situación del paciente se dice lo que se tenía que haber hecho. Alfredo Sánchez Monteseirín)

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  • Monteseirín, orgulloso, el día de la inauguración de Las Setas -

Para confirmar la operación de blanqueo de la imagen de Monteseirín que hace tiempo emprendieron los sectores y medios más beneficiados por su generosa derrama de fondos públicos durante su mandato para silenciar voces críticas a su gestión, el mismísimo ex-alcalde socialista, cobrándose favores pasados, ha pedido que le hicieran una amplia entrevista en la que incluso plantea que cree llegada la hora de que le pongan una calle en Sevilla. Modesto que es el personaje.

Nos hallamos, pues, ante otro intento más de reescribir la historia reciente de la ciudad, una reescritura que se inicia con el propósito de Monteseirín de convencer a los sevillanos de que él no se presentó a las elecciones municipales de 2011 porque no quiso y no porque el PSOE no lo dejara.  Monteseirín, tal como escribí en su día,  sigue tratando de aparentar que fue él y no Griñán quien decidió su marcha del Ayuntamiento, cuando su estrategia desde su clamorosa derrota (se parapetó tras el denominado ‘sector crítico’, ya que no tuvo el valor de presentarse él mismo) frente a Viera en el congreso socialista de julio de 2008 fue la de una numantina resistencia para evitar que el PSOE lo defenestrara antes de tiempo.

En segundo lugar, para evitar también que cuajara la alternativa interna (Emilio Carrillo) preparada por el partido con la antelación suficiente y dado el derrumbamiento de su figura en las encuestas y el rechazo que generaba en la opinión pública (el 20% de los sevillanos que declaraban conocer al alcalde  lo calificaban directamente con un cero y jamás fue aprobado en una encuesta durante sus 12 años de mandato, sin contar el demoledor resultado para él de la encuesta encargada por el PSOE a Julián Santamaría).

Amago de dimisión

En tercer lugar y una vez emigrado Chaves (su gran valedor, no tanto por estima como por temer que abrir el melón sucesorio en Sevilla en mitad de un mandato equivalía a abrir la veda para que se hiciera lo mismo en la Junta de Andalucía en mitad de una legislatura, como así le acabó ocurriendo a él: Chaves se veía en el espejo de Monteseirín), una vez ido Chaves, decía  amagar con su dimisión a finales de 2009 ante Griñán al comprobar que no gozaba del favor del por entonces nuevo presidente de la Junta y luego también secretario general andaluz , pero con un doble objetivo:

1. Forzar su ratificación ante la supuesta falta de tiempo (17 meses por entonces) para que el PSOE buscase un candidato alternativo fuera del Ayuntamiento.

2. En caso contrario, dejar colocado como sucesor  a Celis, el hombre encargado de convertir Sevilla capital en el califato del sector crítico frente a  la Ejecutiva Provincial liderada entonces por Viera y pese a haber contado éste con  el 88,6% de los votos en el previo  congreso provincial socialista.

Monteseirín trató de asaltar el PSOE de Sevilla desde la trinchera de la capital, parapetado en su condición de único alcalde socialista de una capital de provincia y de Sevilla como capital de Andalucía. Trató deliberadamente de dividir el partido al sentirse ‘intocable’ por ser alcalde de Sevilla, desafiando de forma permanente la autoridad del secretario provincial  y confiado en el manto protector de Chaves.

Maniobras

Monteseirín siempre jugó manejando los tiempos políticos para que el tiempo acabara jugando a su favor. Contaba con que su amago de dimisión nunca sería aceptado por Griñán a tan sólo año y medio de las elecciones y que ese año y medio le daría margen de maniobra para tratar de ganarse al nuevo presidente de la Junta, por una parte, y de invertir los sondeos contrarios a su persona mediante una intensa campaña mediática (puesta en marcha de Giralda Tv, compra de favores periodísticos a través de Manuel  Marchena y del dinero de la publicidad institucional o de las empresas municipales; buzoneo de publicaciones laudatorias en los barrios…) y de captación de apoyo social.

Así, el entonces  alcalde habría intentado que Griñán hubiera actuado de presentador suyo en una conferencia que iba a pronunciar después de la festividad Reyes. Al no conseguir su propósito de que el presidente de la Junta le hiciera su loa política y  que ésta se interpretara como un aval a su persona, dentro y fuera del partido, pospuso la  conferencia ‘sine die’.

Más ejemplos de la estrategia del alcalde de ganarse apoyos sociales para que fueran valorados en la Presidencia de la Junta: intentó que le otorgaran la medalla de oro del Ateneo (a lo que se ve, siempre tan humilde) como agradecimiento por los favores municipales –ahí se vio que no eran gratuitos- a la entidad de la calle Orfila.

Todas estas maniobras no cuadran con su aserto de que en realidad lo que él quería era dejar la Alcaldía porque consideraba suficientes diez años en total y al final de su tercer mandato habría acumulado doce. Todo lo contrario: él y su círculo de confianza tenían como referentes a alcaldes que casi se habían perpetuado en el Poder, como su correligionario Francisco Vázquez en La Coruña, que fue regidor durante 23 años seguidos, y el andalucista Pedro Pacheco, alcalde de Jerez durante 24.

La deuda

Monteseirín trata también de convencernos de que durante sus mandatos no hubo ni ruina ni despilfarro y que así lo certifica el Banco de España. “Estoy harto de poner sobre la mesa una y mil veces -ha afirmado- los datos que demuestran que esa denuncia (de Zoido) es una gran falacia. El propio Espadas -ha añadido- lo ha dicho más de una vez. El Banco de España establece la verdad del Ayuntamiento de Sevilla en 2011, pero se repitió esa gran mentira. El déficit de Sevilla era por entonces de 446 millones de euros….”.

En puridad el Banco de España atribuye al Ayuntamiento una deuda de 454 millones al finalizar 2010, último año completo de Monteseirín al frente del Ayuntamiento, y de 452 millones en 2011, año a medias con Zoido. Monteseirín omite la deuda con que dejó a las empresas municipales, desde Tussam a Sevilla Global, por lo que la suma de todas ascendía a al menos 646 millones de euros. (Sólo durante su mandato Tussam acumuló 384 millones en pérdidas, cuando Soledad Becerril la había dejado completamente saneada, con el contador a cero). Al año siguiente de su llegada a la Alcaldía (año 2000), el Consistorio debía poco más de 300 millones y él lo dejó con, supuestamente, una deuda de  454 millones.

Y hay que emplear el término supuestamente porque en las estadísticas de Monteseirín no aparecen, por ejemplo, las facturas que dejó de reconocer y por tanto de pagar a Emasesa a partir del año 2003 por el agua consumida y otros conceptos (como la red de radio Secora) y que ahora tiene que pagar Espadas: 11,87 millones de euros. ¿Le imputamos la deuda a Espadas o a él?

Condenas judiciales

Ni tampoco aparecieron durante su mandato los pagos que ahora Espadas debe hacer por condenas judiciales debido a la pésima gestión de aquél en conflictos como:

-Mercasevilla con Sando: 14 millones de euros, de los que el gobierno actual ha tenido que provisionar 5,3 millones.

-Por las expropiaciones infravaloradas al Colegio Portaceli: 3,05 millones.

-Con la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir a cuenta del Plan de Restauración Hidrológico Forestal:  5,4 millones.

-Por trabajos en barrios degradados y otros: 3 millones.

-Por Palmas Altas Norte (pendiente de cuantificación).

-Por el aparcamiento de Bami: 7,4 millones.

-Por el aparcamiento del Arenal: 521.501 euros

-Por Telvent: 122.448 euros.

-Por Telefónica: 173.043 euros

Todos estos impagos y condenas judiciales derivadas de su época y que ahora recaen en Espadas suman más de 45,5 millones, que habría que añadir a su Debe, al igual que el millón de euros gastados en la vigilancia de la Gavidia, que compró sin saber para qué y dejó abandonada para que ahora Espadas se coma ese “marrón”.

El que venga detrás...

La estrategia de Monteseirín consistió en suscribir créditos o luego renegociarlos a largo plazo para que fueran otros y no él quien pagara las deudas. Así, tomando como referencia el 31 de diciembre de 2015, fecha de cierre del ejercicio anterior y del último Presupuesto del mandato de Zoido, se comprobó que aún quedaban pendientes de pagar 346,8 millones de euros de dieciséis créditos bancarios suscritos por Monteseirín por un total de 584,6 millones de euros. De esa cifra se colige que Zoido tuvo que hacerse cargo al menos del pago de 237,7 millones de deuda de su antecesor.

La cifra, sin embargo, sería muy superior. En puridad, puede decirse que todos los préstamos que aparecen en la lista general del Ayuntamiento suscritos durante el mandato de Zoido fueron para abonar deudas de Monteseirín, bien para pagar facturas pendientes desde hacía años con los proveedores del Ayuntamiento (56,7 millones pedidos a los bancos con tal propósito), bien por la deuda de Emvisesa por haber asumido en tiempos de Monteseirín el pago de la faraónica obra del nuevo Palacio de Congresos de Fibes (préstamo de 52,5 millones de euros).

Y a todo esto hay que añadir los 138 millones de euros que estaban destinados a los futuros barrios de la ciudad, aportados por los promotores de los suelos, y que él se gastó en las Setas. Si ahora, una vez superada la crisis, los promotores o sus sucesores se disponen a edificar y exigen que se ejecuten las infraestructuras por las que ya pagaron al Ayuntamiento, ¿quién haría frente al pago, Monteseirín o Espadas? ¿A quién se le imputaría la deuda?

El remate de las peregrinas teorías del antiguo alcalde es que el incremento de coste de las Setas no fue un sobrecoste porque se sustituyó un material por otro, siendo el material sustitutivo, la madera, mucho más barato que el metal que se dijo se iba a emplear. Y sostiene Monteseirín que había que hacer algo para dinamizar la zona Norte de la ciudad (las Setas) y que ese algo hiciera de locomotora de su desarrollo.

Por eso mismo, como la supuesta locomotora no ha funcionado, el gobierno local (Antonio Muñoz dixit) habla de la necesidad de extender el turismo al sector Norte del Casco Antiguo al cabo de siete años más y de 138 millones de euros menos para los futuros desarrollos de Sevilla.

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