Sevilla

Alberto García Reyes pide paso por soleá a la Semana Santa de 2017

El periodista hizo subir al escenario al guitarrista Paco Jarana para que le acompañase en su recorrido por varias hermandades

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El periodista sevillano Alberto García Reyes anunció la Semana Santa de Sevilla este domingo en el Teatro Maestranza, con la presencia del Arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, el alcalde de la ciudad, Juan Espadas, el presidente del Consejo, Joaquín Sainz de la Maza, el ministro de Interior y exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, entre otras representaciones y autoridades. Desde el patio de butacas presenciaron el pregón antiguos pregoneros y artistas, como Curro Romero, Manuel Lombo, Rafa Serna, Joaquín Caro Romero y Kiko Berjano, destacando también la asistencia del delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz.

El acto comenzaba con la interpretación de la marcha Esperanza de Vida, compuesta por Manuel Marvizón y dedicada a los donantes de órganos. Juan Carlos Cabrera, delegado de Fiestas Mayores del Ayuntamiento de Sevilla, presentó al pregonero en un discurso muy sincero, defendiendo el valor de las cofradías en la ciudad y el título mariano de Sevilla, recibiendo una fuerte ovación al concluir. Sonó entonces la marcha Amarguras por la Banda Municipal, a las órdenes de Francisco Javier Gutiérrez Juan.

Primero, pidiendo paso

Tomó la palabra el pregonero, sacando una cofradía de versos de diez tramos, pidiendo paso a la Semana Santa. “¿Me deja paso, señora/que escucho la melodía/del portón dando la hora/de abrirle a la cofradía/y mi impaciencia va sola/ detrás de la Cruz de Guía?”. García Reyes se entregó a Dios y a Sevilla, como remataba su primera intervención: “Y a la hora de morir,/Él muere en el Salvador/ y yo me muero en San Gil”.

En el segundo pasaje destacó su devoción por el Gran Poder y la Esperanza Macarena, aprovechando cada renglón para citar otras devociones como a todos los barrios de las hermandades de vísperas. No faltó el recuerdo a grandes cofrades que ya no están, como Fernando Carrasco y Manolo Toro.

Muy presente siempre el Cautivo de Santa Genoveva, donde en el Tiro de Línea recordó a su abuela: “Solo como está la silla/ de la abuela en la avenida/ donde se sienta mi herida/ a recordar su Sevilla/ que cada Lunes revivo/y sólo queda el Cautivo”.

Otra de sus devociones aparecía ya en el cuarto pasaje del pregón, con su hermandad de las Siete Palabras, la que comparaba en su vida como una bola de papel de plata que su estirpe ha ido llenando de cera desde sus sillas en la calle Sierpes. “Qué enorme vocabulario/ para el óbito silente/ que anuncias en San Vicente/ detrás de un escapulario. Aquí va mi testamento/y Tú has de ser el notario/ detrás del confesionario”.

De toros y cofradías

El paso por la calle Adriano no dejó indiferente a nadie. Los toros y las cofradías se dieron la mano para cruzar la puerta del Arenal y rezar con gracia a la Piedad del Baratillo y a la Virgen de la Caridad. Urquijo, el Faraón, Fuente Ymbro, Juampedro, Benítez Cubero, Tejera… fueron algunas de las palabras que trajeron el mundo del toro al teatro Maestranza. “Un asta de Alcurrucén/ le abrió a tu hijo las llagas,/nadie toreó tan bien/ como Él en Jerusalén/ una suerte tan aciaga”.

Llegó el momento para el Cachorro. “¿No se han fijado? Los ojos del Cachorro son como los del puente de Triana: a través de ellos sólo se ve el cielo”. Justo después, llegó la sorpresa, la novedad que hará historia en el pregón de la Semana Santa de Sevilla, cuando García Reyes llamó al guitarrista Paco Jarana para que le acompañase por soleá en un recorrido por diferentes hermandades.

Al son de una guitarra...

Previamente hizo referencia a grandes figuras del flamenco como el Rerre de Los Palacios, Manuel Torre, Tomás Pavón, el Vallejo, el Gloria, la Pastora, la Niña de la Alfalfa o Pepe Valencia. Sonó dulcemente a guitarra la marcha Soleá Dame la Mano, de Manuel Font de Anta, la que aprovechó para en el siguiente pasaje hablar de la Esperanza de Triana y de la Amargura. “En lo amargo de su ojera/está la vida en retorno./ Y donde gira su torno/ la Esperanza marinera/ es salobre la ribera:/ sal y sol por la ventana./ Estaré loco con gana, pero he visto en mi locura/Esperanza en la Amargura/y Amargura por Triana”.

De la Esperanza y la Amargura pasaba a las Angustias, “que es la gitana que me quita el sentío” y del Señor de la Salud de los Gitanos “ese calé, que es un aristócrata de la sevillanía”, al que dedicó una hermosa poesía que concluía diciendo: “Y en este trance inhumano/ yo nunca he visto un Señor/más sevillano que tú, Gitano”. De esa cruz a cuestas hizo el pregonero mención a los doce nazarenos que procesionan en la Semana Santa.

Ya se acercaba el final, volviendo a las dos grandes devociones de Sevilla: El Gran Poder y la Macarena. El pregonero contó cómo Manolo Lara, casi invidente, quien le enseñó a ver sí ver, a sentir la Semana Santa de otra manera, siendo al Señor del Gran Poder en una simple zancada “Aprendí que el Señor jamás es un visto y no visto. Que no hace falta verlo con los ojos porque se ve con el alma”.

Sevilla y Amén

Continuó tras el aplauso -hasta quince interrupciones del público en total- con la Esperanza, haciendo especial mención de los guardamantos, los que van con guantes blancos protegiendo el manto de la Esperanza Macarena en la Madrugá. Con un recorrido en la trasera de la Macarena se llevó la ovación más fuerte, con el público en pie. “Y Sevilla es el letargo/ que la Esperanza almacena/ entre que se va de largo/ y vuelve la Macarena”.

Mientras que ese momento llega, el pregonero se despidió con una protestación de fe, en verso, declarando su amor a la ciudad “donde nací y donde muera”, y concluyó diciendo “mis dos palabras postreras, Sevilla y amén”, con las pastas del pregón ya bajo su brazo.

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