Parece que lo normal en una mujer es depilarse hasta no tener ningún pelo de más en el cuerpo, estar delgada conservando una silueta única, ocultar la menstruación y la sensibilidad que producen los cambios hormonales, maquillarse y ponerse tacones en cada evento relativamente importante, tener complejos y no tener ni una cana que sea símbolo de envejecimiento. Pero, ¿lo normal por qué? ¿Lo normal para quién? ¿El odio a lo contrario es nuestro o nos lo han machacado desde pequeñas?
Son algunas de las preguntas que, desde hace años, pasaban por la cabeza de Rocío Salazar, una ilustradora sevillana que acaba de lanzar al mercado Mentiras para ser una mujer de verdad. Manual para principiantes, un libro en el que ha ilustrado el feminismo con el objetivo de derrumbar cada tabú que acompaña a las mujeres desde niñas y terminar con un gran mito: “No hay un único modelo de mujer, somos una gran variedad, mi cuerpo es así y ya está”.
El libro se remonta a 2014, cuando de repente se percató de que llevaba toda su vida depilándose en contra de su voluntad. Y sin embargo, explica, ni si quiera se había dado cuenta: “Me costó construir la frase <<yo no quiero depilarme>> porque parecía que ni existía la opción de no hacerlo”, explica Salazar. Esta frustración la comenzó a ilustrar y de ahí surgió su primer capítulo Mentira nº 1 las chicas no tenemos pelos.
Fue en ese momento cuando comenzó a abrir su mente y a su vez el abanico de todas las cosas a las que alguna vez se había visto sometida ella o su entorno más cercano. Y aunque no pretende convencer a otras mujeres sí que reconoce haberse encontrado con personas que, tras detenerse en alguna de sus ilustraciones, han cambiado de parecer: “Por ejemplo una mujer que siempre se había teñido las canas porque le parecía más bonito, cuando terminó el libro me escribió y me dijo <<pues la verdad es que le voy a empezar a dar un par de vueltas>>”.
Y es que aborda el feminismo desde otra perspectiva. No solo por reflejarlo mediante ilustraciones, sino también por el ingenio y humor que acompañan a cada viñeta diseñada, abarcando desde un “ranking del dolor de la depilación” hasta el problema del tallaje que caracteriza a las industrias textiles de nuestra sociedad en la actualidad.
No obstante, esta ilustradora quiere dejar claro que su objetivo no es convencer a otras mujeres de que dejen de maquillarse, depilarse o arreglarse, sino que toda mujer tenga derecho a decidir libremente cómo quiere actuar. “Lo que quiero transmitir a todas las mujeres es, básicamente, que hagan lo que quieran”, afirma.
Ella misma reconoce haber vivido un proceso personal enorme que le ha valido para aprender a quererse más: “Para mí nunca ha sido muy importante lo de ponerse tacones o maquillaje, pero tras este trabajo he conseguido verme en ciertos eventos importantes con zapatos planos y sentir que no tengo que hacerlo de otra manera, que no tengo que encajar en ninguna idea”. Y es que, aunque con su libro está consiguiendo abrir debates sobre temas tabúes, es consciente de que queda mucho por hacer, de ahí el subtítulo - Manual para principiantes - pues ya tiene puesta la vista en el futuro y aunque duda sobre el formato que utilizará tiene claro que el tema de la mujer seguirá siendo la esencia de sus publicaciones.
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