José Luis Sanz se enfrentaba a su
primer debate del estado de la ciudad como alcalde y ha vuelto a reiterar que se siente
“razonablemente satisfecho” con su año de gobierno, aunque ha lamentado el
tiempo perdido en resolver problemas heredados o los derivados
del “tripartido bloqueador”, una visión bastante alejada de la que tienen los grupos de la
oposición, que ven la ciudad
paralizada y en claro retroceso, un “maquillaje” que han intentado evidenciar sacando a relucir la
dependencia que creen tiene Sanz de San Telmo.
Sanz ha defendido que en este año “
se han arrancado los motores para que la ciudad funcione y coja velocidad de crucero en estos próximos años”, con el
desbloqueo de “más de 70 proyectos que estaban enquistados” y el
cumplimiento del 33% del programa electoral, y no ha eludido la limpieza, un “problema que teníamos y que seguimos teniendo, pero
hoy Sevilla está más limpia que hace un año”.
Eso sí, la
“nefasta gestión” de Lipasam la han intentado solventar con un
nuevo gerente, más que criticado por la oposición (especialmente por su sueldo), con nuevas
contrataciones, nueva
ordenanza, más
inspectores o con
inversiones en maquinaria y vehículos (35), asegurando que la inversión de
Espadas y Muñoz fue “cero”, lo que el socialista ha negado recordando
los 7,5 millones que demuestran los expedientes de la propia empresa.
La
vivienda también ha levantado ampollas entre Sanz y Muñoz. El popular ha defendido las
400 viviendas en marcha, que serán 600 a final de año, frente a las
83 que entregaron los socialistas, que Muñoz
elevaba a 212, congratulándose de que
se apunten los tantos de las primeras piedras porque “
todos los proyectos que puede poner en el escaparate” son heredados.
También ha recordado el alcalde que su propuesta para
limitar las viviendas turística no salió adelante porque
la oposición no lo consideró “urgente” y ha reclamado que la apuesta por un modelo turístico de calidad incluya
propuestas “dentro de la legalidad, proporcionales y justificadas”.
Sanz ha destacado en su balance las “más de
200 actuaciones” en la vía pública, la auditoría de los
colegios en los que invertirán diez millones, la c
ontratación de peones para limpieza, los nuevos 250
conductores de Tussam y las mejoras en líneas y lanzaderas, además de insistir en el
refuerzo de la Policía Local con 125 nuevas plazas y la nueva RTP.
“Hemos arrancado los motores para que la ciudad empiece a funcionar”, ya que “
Sevilla es una ciudad que tiene por delante retos importantísimos, como es la conmemoración de la
Generación del 27 o el centenario de la Exposición Iberoamericana de 1929, cuyo proyecto,
Sevilla 2029, tiene que ser el gran proyecto de Sevilla en los próximos años y para eso estamos ya trabajando”, cerraba el alcalde.
El año perdido, de soberbia y maquillaje, dependiente de San Telmo
La visión de Sanz se alejaba bastante de la de la oposición. El socialista
Antonio Muñoz directamente hablaba de “
año perdido y de parálisis en la ciudad”, ha acusado al alcalde de
“enfriar los motores” de la ciudad y de permitir retrocesos en muchos ámbitos, especialmente en su gran promesa, la limpieza,
negando la mayor cuando habla de bloqueo, puesto que han sido los socialistas los que han permitido que
salgan los proyectos importantes adelante.
“Se ha limitado a
cambiar cuatro farolas, a la consulta de la Feria y a la encuesta de los colegios”, le espetaba Muñoz a Sanz, apuntándole que la ciudad “está sin rumbo, usted tiene fecha de caducidad, ha rotos líneas de comunicación con los barrios y
no defiende la ciudad ante San Telmo”. Además, le afeaba el
tono “rudo” del “no me gusta” utilizado tantas veces y le recomendaba ser
“menos soberbio y más tolerante”.
Eso sí,
le tendía la mano para trabajar sobre las zonas de transformación social, las conmemoraciones del 27 y del 29 y la educación pública, para reivindicar a cada administración lo que le corresponda.
Sanz recogía el guante, eso sí, puntualizando sus “dos caras”, cuando
habla de propuestas pero luego no dialoga, “fruto de que su partido está desnortado”. “Tiene que entender que
yo soy el alcalde y usted está en la oposición.
¿Es soberbia recordárselo? Se le quedó
grande la Alcaldía y se le está quedando
grande el papel en la oposición”, le espetaba Sanz a Muñoz.
Cristina Peláez, de
Vox, le afeaba a Sanz el
“maquillaje” de su gestión y era especialmente crítica con la
limpieza, que a su juicio ha empeorado. “Se ha limitado a limpiar un par de puntos concretos y a publicar algunos vídeos de propaganda.
Era cuestión de tiempo que aparecieran plagas de ratas en Los Remedios y Sevilla Este”.
También ha criticado que su
movilidad se limite a
“terminar” proyectos socialistas, el incremento de la inseguridad y, ante la falta de infraestructuras e inversiones, se ha quejado de que
Sevilla está en el vagón de cola por las políticas de PP y PSOE, criticando que se queje de que “
Puente no le coge el teléfono pero no se queja de Moreno Bonilla”, llegando incluso a decir que si “sólo va a San Telmo a que le lean la cartilla”.
A Peláez le ha recordado Sanz que
nunca han contado con su apoyo para modificar el presupuesto del PSOE, le ha afeado que le tenga
“fobia y tiria” a Juanma Moreno cuando Sevilla ha sido una de las grandes beneficiadas del cambio y le ha recomendado, porque la ve “
desubicada”, que analice los últimos movimientos de su partido y si obedecen a intereses personales más que a de partido.
La portavoz de
Con Podemos-IU, Susana Hornillo, se ha centrado más en la
regulación de pisos turísticos, en “el mayor
esperpento” de la gestión de Sanz y su “
asignatura para septiembre”, después de que se hayan aprobado 1.600 licencias durante su mandato y en todos los distritos el alquiler supera el 30% del Salario Mínimo Profesional (SMI)”.
Ha criticado que
“no escucha a la ciudadanía”, le ha recordado que
todas sus actuaciones han tenido “una reacción vecinal” y ha reclamado a todos los grupos de la oposición que, si el Gobierno local no lo impulsa,
unirse para establecer una moratoria para los pisos turísticos. Aunque Sanz ha admitido que hay que “buscar equilibrios” para mantener un turismo que genera el 15% del PIB directo y el 25% del indirecto,
le ha advertido que se está convirtiendo en la “gran impulsora de la turismofobia”.