El rejoneador sevillano Diego Ventura volvió a triunfar en la Maestranza, plaza en la que, tras dos ediciones de la feria de Abril sin actuaciones destacadas, cuajó hoy una faena redonda al quinto toro de la divisa de San Pelayo, al que cortó las dos orejas con rotundidad.
La labor del jinete de Puebla del Río ante ese hondo ejemplar fue completa de principio a fin, sin un solo respiro en intensidad y espectáculo, ya desde que lo sujetó de salida redondeando perfectamente sus embestidas con la grupa del alazán "Guadalquivir", momento en el que el astado salmantino mostró también el ritmo y la calidad de su galope.
Y esa virtud del toro fue la que Ventura aprovechó para moverlo de un tercio a otro de la plaza, prendido a milímetros de sus caballos, lo mismo al costado que en los cuartos traseros, para rematar las carreras con cambios de dirección y piruetas ajustadísimas en la preparación o en el adorno de las suertes.
Lo mismo en corto que atacando a distancia clavó las primeras banderillas, hasta que el excelente toro acabó por desfondarse de tanta entrega. Y cuando parecía que todo acababa, el rejoneador sevillano optó por llegarle siempre muy en corto para subir aún más el nivel de su faena.
Con el toro en los medios, donde aguantó por bravo, Ventura llegó prácticamente a los pitones en cada embroque con el bayo "Bronce", sobre el que clavó un soberbio par a dos manos de compleja preparación, y con el tordo "Guadiana", ahora con dos banderillas cortas al violín y dos rosas prendidas con una frenética ligazón que convirtieron la plaza en un hervidero.
Así que bastó con que lo matara a la primera, aunque el de San Pelayo tardó en caer, para que se le concedieran dos orejas con absoluta unanimidad y que compensaron las que perdió de su primero por los fallos con el rejón de muerte, aunque esta vez, con otro ejemplar de gran clase, su rejoneo, aun vistoso, no alcanzó la misma vibración.
Al revés que Ventura, Guillermo Hermoso de Mendoza se fue de vacío de la Maestranza después de triunfar con fuerza en anteriores ediciones, tanto por su poca contundencia con los hierros finales como por la falta de un punto más de garra en ambas faenas.
El tercero de la tarde perdió gas y celo muy pronto, al igual que el rejoneo del navarro, que incluso prodigó varias pasadas en falso para clavar las ultimas banderillas y acabó buscando el aplauso fácil. Más calidad, aunque menos transmisión tuvo el sexto, con el que se vio más centrado al menor de los Hermoso, y especialmente estimulado tras el triunfo de Ventura.
Los galopes de costado y las "hermosinas" montando a "Berlín", el caballo más seguro de su cuadra, apuntaron a un éxito que se fue alejando a medida que el toro perdía bríos, sin que los alardes por los adentros, con rosas y pares de cortas a dos manos en terrenos de ventaja, le fueran suficientes para cobrar esa oreja que también perdió al matar.
Sergio Galán abrió plaza con un "murube" que, a pesar de que sangró mucho con dos rejones de castigo, tuvo pies y duración, y con el que, aun clavando con limpieza, no pasó de la corrección, más o menos como le sucedió con el cuarto, que siguió con gran son y entrega a sus caballos pero sin que la faena acabara de tomar la misma altura.
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FICHA DEL FESTEJO:
Seis toros, despuntados para rejones, de San Pelayo, desiguales de volumen y hechuras, y de buen juego en su conjunto, aunque con distinto fondo. Los mejores, sacaron un constante y enclasado galope tras los caballos.
Sergio Galán, con chaquetilla gris marengo: rejonazo trasero contrario y cuatro descabellos (ovación); rejonazo contrario muy trasero y rejonazo trasero (palmas).
Diego Ventura, con chaquetilla burdeos: dos pinchazos y rejonazo delantero (ovación); rejonazo trasero (dos orejas).
Guillermo Hermoso de Mendoza, con chaquetilla nazareno: metisaca bajo contrario (palmas tras leve petición de oreja); rejonazo delantero contrario y descabello (ovación tras leve petición de oreja).
Octavo festejo de abono de la feria de Abril, con lleno en los tendidos (12.000 espectadores) en tarde calurosa.
