La
sequía está teniendo un
“impacto directo” en la economía andaluza, con una caída del
sector agrario en el último trimestre del 5%, con una bajada de las exportaciones y del empleo, situando el mapa agrario en
“niveles de 1995”, lo que obliga
a repensar las políticas hídricas, con
cultivos “superintensivos en agua” en una región seca y en la que tampoco se ha invertido en
infraestructuras hídricas.
La pertinaz sequía ha sido una de las protagonistas de la jornada sobre economía andaluza de la
Academia de Ciencias Sociales y Medio Ambiente y la Fundación Unicaja, en la que Alejandro Cardenete, catedrático de Economía de la Universidad Loyola, y Felisa Becerra, miembro de Analistas Económicos de Andalucía, han coincidido en destacar cómo este factor lastrará la economía de la región.
Según los datos aportados, el s
ector agrícola representa el 7% del PIB andaluz y el 15% si se suma la agroindustria, pero en el último trimestre ha
descendido su actividad un 5%, lo que incide además en el
empleo, con las cifras más bajas desde 2015, y también en las
exportaciones, que sólo en el aceite de oliva se han reducido en un 40%, situando el mapa agrario en los niveles de 1995, precisamente cuando también hubo sequía extrema.
Ante esta situación, Cardenete señalaba la
extremada dependencia del agua de nuestro sector agrícola, con
cultivos “superintensivos en agua cuando es un territorio con poco agua”, por lo que invitaba a cambiar los
tipos de producción agrícola en los que “nos hemos metido”, apuntando la idea Becerra al afirmar que Andalucía es
la tercera comunidad con más hectáreas de regadío.
Además, cuestionaba la “
pelea entre dos gobiernos” con las competencias del agua, ya que el Estado posee el 70%, a través de las confederaciones hidrográficas, y la Junta posee el 30%, una pugna que termina sin que se hagan las “inversiones necesarias”.
Becerra añadía que, a lo largo de los últimos años, esas inversiones se han centrado “en i
nfraestructuras de transportes pero no en otras como las hidráulicas”, a lo que Cardenete apuntalaba con que “tenemos incluso
pantanos que no tenemos las conducciones terminadas y conducciones deficitarias con pérdidas en las que no se han hecho inversiones”.
La propuesta de Cardenete,
imitar a Israel, donde el “
agua se paga a precio de oro”, maximizando el
recurso con eficiencia y eficacia.
La tasa de paro “natural”
El catedrático de Economía incluía la
sequía entre los factores que
condicionarán el crecimiento andaluz, además de la
inflación, la
desaceleración de todas las economías en especial por las guerras, que las familias y empresas
se han quedado sin ahorro y la
incertidumbre en política monetaria.
En su análisis apuntó que preocupa el
desempleo, que en Andalucía se situará
en torno al 18%, aunque apuntó que “la tasa de paro es
la natural, el nivel de pleno empleo, cuando
todos los sectores económicos producen a pleno rendimiento y, por mucho que queramos,
de ahí no lo podemos bajar”.
A su juicio, nuestro
mercado laboral cuenta con
todos los factores para no bajar a un 4 ó 5%, ya que tenemos un
sueldo mínimo interprofesional elevado, hay
poca movilidad, el
despido es caro y hay muchos
subsidios “que desincentivan” la incorporación al mercado laboral. “Y lo seguimos
estropeando”, apuntaba al cuestionar la
reforma en la que trabaja el
Ministerio de Empleo que incrementará las
prestaciones a desempleados.
A eso unía una
cuestión “cultural”, el hecho de que
la familia sea parte del sistema de protección y, además,
limite la movilidad laboral, “queremos quedarnos en nuestra ciudad, en nuestro barrio, en nuestra calle y, si podemos, en el mismo bloque”, ejemplificaba.
Para Cardenete, "
no hay un deseo de reforma estructural por el acto coste social y político" que supone y, tirando de su experiencia en política, apuntó que
“no es fácil” adoptar reformas profundas “que no garanticen tu continuidad” y en el Gobierno actual de coalición
PSOE-Sumar “no intuyo que
sea capaz de tomar medidas drásticas”, del que además cuestionó que ni siquiera haya presupuestos de 2024 ni a él le salgan "las cuentas" tras los compromisos alcanzados para la investidura de Pedro Sánchez.
Tanto el catedrático como Becerra confirmaron el
debilitamiento de la economía en general, con previsiones de crecimiento para este año en Andalucía del 2,3% y del 1,7% para 2024, y una tasa de paro del 18,3% y del 17,8%, respectivamente, con mayor alta de temporalidad en el mercado laboral andaluz por la estructura productiva.