El Ayuntamiento de
Murcia, gobernado por el PP,
mantiene en pie en lugar de apearlo el emblemático y centenario ficus de la plaza de Santo Domingo, que interiormente está
muerto al 90% y en proceso de
degeneración y en su historial acumula, por caída de sus ramas,
un muerto y varios heridos. El gran árbol es objeto de un
plan especial de vigilancia y conservación por parte del Consistorio murciano, una actuación que
contrasta con la de distintos
gobiernos locales sevillanos en el caso del ficus de
San Jacinto y el de la Encarnación.
El 16 de junio de
2017 se desplomó buena parte del ficus centenario, plantado en el año 1893 de la
murciana plaza de Santo Domingo, tan sólo diez minutos antes de la salida de los niños de un colegio cercano. En mayo del año
2000, la caída de una rama de
200 kilos de peso mató a un transeúnte.
Diecisiete años después hubo más suerte: sólo resultó
herida una joven de 16 años, que fue trasladada al hospital, donde se determinó que había sufrido lesiones leves; y dos personas más tuvieron que ser atendidas al sufrir ataques de ansiedad.
El
ruido de las ramas al irse resquebrajando puso
sobreaviso a los viandantes que estaban en el radio de acción del ficus (
Ficus macrophylla), por lo que pudieron ponerse a salvo al huir velozmente. Las ramas
destrozaron una pérgola metálica que se había instalado alrededor del árbol tras el luctuoso suceso del año 2000 e impactaron sobre
varias terrazas con veladores, muy frecuentados durante las tardes y noches de verano.
INFORMES TÉCNICOS
Tras el
desplome de buena parte del ficus se redactaron
diversos informes técnicos sobre la causas del suceso. Así, aseguraban que “los
episodios de altas temperaturas ocurridos en los últimos días, incrementados por el
tipo de pavimento de la plaza y las
reverberaciones térmicas de las fachas de los edificios, convierten el entorno del Ficus de Santo Domingo
en un horno. Este hecho causa una descompensación en las ramas y una pérdida de su elasticidad, pudiendo causar roturas repentinas. Es una consecuencia de los fuertes episodios de calor que acompañan al cambio climático.
Es un árbol donde se practican varias
medidas de seguridad como el sistema BOA de anclajes de ramas. Gracias a este sistema, la caída de la rama
se ralentizó durante 40 segundos, que permitieron que la gente saliese de debajo de la proyección del árbol.
La subida repentina de las temperaturas deshidrata el árbol durante el día. Por la noche, el árbol se esfuerza en hidratar las ramas, lo que hace que
los tejidos se contraigan y dilaten mucho en muy poco tiempo generando una
inestabilidad mecánica hasta llegar al colapso.
Así, recomendaban “una
poda drástica que reestructure el árbol y que permita en el futuro decidir qué tipo de formación se le quiere dar al árbol”. Además, los especialistas confirmaron que
el tronco central del árbol estaba podrido, aunque confiaban en que consiguiera rebrotar.
INVESTIGACIÓN
Según un
informe de la Universidad de Murcia, desde aquel entonces,
la ciencia trabaja para proteger el árbol de los fuertes episodios de calor que acompañan al cambio climático. En primer lugar, gracias a un
minucioso estudio mediante el uso de
ondas sónicas, que junto con otras pruebas como una
resistografía e innumerables
inspecciones y análisis, se puede determinar en qué estado se encuentra el ejemplar y
qué actuaciones se necesita acometer.
Los árboles se suelen
pudrir de dentro hacia fuera dejando el tronco hueco, lo que implica que también supongan un riesgo si tienen un gran porte (como ya había ocurrido,
sin que se hubieran
detectado problemas previos). En este caso, el análisis mediante
tomografía sónica permite enviar ondas de sonido a través del tronco del árbol. Cuanto más tarda una onda sonora en atravesarlo, más dañada está la madera. Así, basándose en la velocidad del sonido, el tomógrafo crea una
imagen con colores de una sección transversal del tronco para
conocer su estado.
El análisis de los datos permite
planificar una estrategia adecuada y las medidas oportunas en cada momento. Entre otras actuaciones, en el ficus de Santo Domingo se efectuaron una serie de
podas selectivas con el fin de permitir al árbol continuar creciendo en altura pero
limitando su anchura. Otra de las medidas adoptadas fue
proteger su tronco con arpillera, para evitar el fuerte sol estival, que llegaba a elevar su temperatura hasta casi 70ºC.
También se instalaron
humidificadores y aspersores que, en caso de necesidad, pueden proporcionarle toda la
humedad que necesite. Su
estructura arbórea se reforzó con un sistema de seguridad BOA, una cuerda de nylon de 60 metros que sujeta las tres ramas que conforman el tronco del árbol y que
llegan a soportar un peso de 8.000 kilos. Asimismo, se instaló una
pérgola perimetral y otros elementos de acotamiento con el fin de proteger a los viandantes.
EL ESPECIALISTA
El Ayuntamiento de Murcia puso el ficus de Santo Domingo bajo la supervisión del
biólogo catalán y especialista en arboricultura Gerard Passola, director de la empresa Doctor Árbol. En una reciente entrevista concedida al diario El País ha declarado lo siguiente: “Tenemos una pasión muy alta por saber más cada día, y esa
“verdad de los árboles” que vamos conociendo nos permite ponerlos en su justo lugar. Solo con esto conseguimos muchas veces
preservar árboles que se veían peligrosos o poco valiosos. En algunos casos, estos estudios también recomiendan su eliminación. Pero, en general
somos muy conservacionistas y nos hemos especializado en
“trabajos especiales para árboles especiales”, que es el lema que nos acompaña desde el inicio de nuestro proyecto. Por ejemplo, instalamos
anclajes o hacemos
trasplantes de árboles que se hubieran cortado sin más”.
Passola examinó en julio de 2022 e
l ficus de Santo Domingo, como venía haciendo una vez al año desde la caída de ramas que se produjo en el mes de junio de 2017 y que provocó una posterior poda extraordinaria. Con el paso del tiempo se ha puesto de manifiesto que ninguna de estas situaciones le sentaron bien al ejemplar, según valoró el experto al diario La Verdad:
“Era un árbol
cien por cien vivo y ahora tenemos un
árbol muerto al 90% y en proceso de degeneración", aseguró Passola nada más bajar de la grúa con la que se adentró en las entrañas del ficus para llevar a cabo el exhaustivo análisis vegetal. "Hasta ahora se han hecho revisiones visuales y este año tocaba una
inspección más profunda para conocer el estado interno”.
El objetivo de este seguimiento es
ver la velocidad de pudrición de la madera que está muerta y adelantarse a problemas que podrían surgir en el futuro. "
Hay procesos de degeneración que son muy lentos y hay que hacer un seguimiento para que no sean excesivos ni sorpresivos", dijo Passola, quien sostiene que la madera totalmente deteriorada ha llegado a ese punto por "los cortes de ramas y por el sol que le dio cuando se quitó la copa". Este último factor hizo que la
piel se quemara, según especificó.
El problema del ficus, que se plantó en 1893, no es la edad. Su situación actual
“es normal con las podas y roturas que ha tenido. La madera cuando deja de tener hojas se rompe porque no se alimenta”, explicó Passola.
Garantizar la supervivencia y el mejor estado posible del ficus es la misión que hay detrás de esta radiografía “muy complicada porque son c
inco metros de diámetro de tronco", destacó armado con un resistógrafo, el instrumento que el especialista utilizó para el estudio en profundidad, además de su amplia experiencia.
Los resultados que arroje el análisis de la madera determinarán
"hacia dónde va el árbol y a qué velocidad". En cuanto a la situación en el verano de 2022, Passola también aseguró que el ficus "está
en proceso de fabricación de un árbol nuevo encima de la piel del viejo y eso implica cambios en la manera de ser".
BROTES VERDES
Tan sólo
cuatro meses después de la inspección de Passola, técnicos del Servicio municipal de Parques y Jardines actuaron sobre este ejemplar emblemático mediante
labores de mantenimiento y poda y comprobaron que
daba muestras de recuperación.
Aseguraron desde el Ayuntamiento que el estado de salud del árbol era "
estable", aunque admitieron que tenía “una
zona dañada como consecuencia de la fractura que se produjo en el año 2017”. A pesar de ello, los técnicos consideraron que el ficus presentaba
“un buen estado” y destacaron la aparición de algunos “brotes”.
Según Passola, lo importante es
gestionar bien el deterioro que sufre el árbol. “Si por parte del Ayuntamiento de Murcia no se hace un mantenimiento correcto, con el tiempo,
en unos cinco, diez o veinte años, podría existir -afirmó- un gran riesgo, un deterioro mecánico del ejemplar por encima de sus capacidades, porque hay que tener en cuenta que
la parte viva está soportada parcialmente por la parte muerta”.
PLAN ESPECIAL
El Ayuntamiento de Murcia aplica un
plan especial de vigilancia y conservación al ficus, con el fin de mantenerlo
vivo y en pie, objetivo que está logrando
desde hace ya seis años. A mediados del pasado mes de agosto de 2023, operarios del Servicio de Parques y Jardines hicieron un
tratamiento específico al árbol, para
garantizar la seguridad y preservar su monumentalidad.
El teniente de alcalde de Desarrollo Urbano y Ciudad Inteligente, José Guillén, supervisó las tareas en el ficus y señaló que
“estas acciones son vitales para proteger el patrimonio arbóreo monumental, pero sobre todo para mantener la
seguridad de todos los vecinos y visitantes que caminen por la ciudad”.
La envergadura y la significancia de este árbol monumental de la Plaza de Santo Domingo, que tiene más de un siglo de antigüedad, exigen un
compromiso constante con su cuidado. Bajo la dirección de José Guillén, el Ayuntamiento de Murcia realiza un
esfuerzo continuo para asegurar la salud y la seguridad de este ícono vegetal de la ciudad.
La atención dedicada a este ejemplar va más allá de la mera estética, ya que implica
revisiones técnicas y podas de seguridad y mantenimientos frecuentes para evitar desprendimientos de ramas. Los técnicos se ocupan de realizar p
odas periódicas y revisiones exhaustivas para mantener el ficus en condiciones óptimas. Estos trabajos son esenciales para
reducir el riesgo de fracturas y asegurar que el árbol permanezca
saludable y estable.
Dada la ubicación y el valor histórico de este emblemático ficus, se ha planificado una poda extraordinaria que contribuirá a
compensar su estructura y debilitamiento. Esta medida estratégica no solo
fortalece la integridad del árbol, sino que también
mitiga los posibles riesgos futuros, salvaguardando tanto el bienestar de los ciudadanos como la apariencia icónica de la plaza.
Guillén también ha apuntado que “la salud y seguridad de nuestros árboles monumentales son fundamentales para conservar el patrimonio natural de Murcia. El Ayuntamiento está comprometido en garantizar que estos ejemplares perduren en el tiempo y sigan siendo un tesoro para nuestra comunidad”.