El
alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha anunciado un
endurecimiento de las multas contra los
grafitis y pintadas, especialmente en las realizadas en los
espacios y monumentos protegidos con un mínimo de hasta
3.000 euros, en la misma jornada en la que
los operarios de la empresa municipal de limpieza del Ayuntamiento de Sevilla (
Lipasam)
han pintado y eliminado por completo la
pintada reivindicativa con la que amanecía la
zapata de Triana, el muro de la calle Betis, con un
mensaje de apoyo a la causa palestina.
"Palestina Libre" era el mensaje que se podía leer a primera hora de la mañana en la
zapata de Triana, pintado de madrugada con
grandes letras negras en el muro de la calle Betis, y que los operarios de Lipasam a través del
servicio Reur de respuesta urgente se han
afanado por eliminar lo antes posible, con la presencia no sólo de la delegada de Parques y Jardines y Limpieza, Evelia Rincón, sino también con el director de Lipasam, Ricardo Villena.
Al respecto, el alcalde de Sevilla que ha comparecido tras la reunión de la Junta Local de Seguridad, ha calificado como "hecho despreciable, como el que lo ha hecho" la pintada reivindicativa y ha recordado que, aunque la zapata no es un bien de interés cultural (BIC), "sí es un espacio emblemático".
Al respecto, ha anunciado que van a endurecer "muchísimo" la realización de este tipo de hechos para conseguir que los que los hagan puedan tener responsabilidad por los grafitis, pero especialmente en aquellos estacios o monumentos protegidos. Así, ha considerado que "no tiene sentido" que haya multas "muy bajas" y ha adelantado que, al igual que se van a regular las despedidas de soltero, la modificación de la ordenanza incluirá un incremento de multas para los grafitis, especialmente en los BIC, de forma que "una pintada" pueda multarse con una horquilla desde los 3.000 euros.
También ha recordado que ya se ha licitado y está "a punto de firmarse" el contrato que se ha adjudicado a una empresa para actuar contra los grafitis siguiendo el ejemplo del sistema implantado en Oviedo, porque "no estoy dispuesto a que Sevilla sea el paraíso de los grafitis".