Las mujeres víctimas de violencia de género tardan una media de 8 años y 8 meses en verbalizar su situación. Las mujeres de más de 65 años, una media de 26 años y tres meses. Éstos son algunos de los datos que recoge el informe realizado por Clece en colaboración con la universidad de Jaén, Vulnerabilidad en las mujeres mayores, presentado ayer en Sevilla.
Es a partir de 1975 cuando se empieza a ubicar el concepto de violencia de género en la sociedad española, y es que “una de cada seis mujeres de 60 años ha sufrido violencia alguna vez en su vida”, tal y como señalaba Yolanda de la Fuente, catedrática de la Universidad de Jaén y directora del grupo Gedex, Género, dependencia y exclusión social.
Por ello, el objetivo del estudio es claro: prevenir, detectar y solucionar esta situación. Tal y como ha expresado Daniela Macías Suárez, delegada Social de Clece en Andalucía, “el papel de las auxiliares de ayuda a domicilio para detectar casos de violencia y comunicarlos a coordinación y éstos, a servicios sociales, es clave”. A lo que añade que son ellas mismas, las auxiliares, las que piden poder determinar si una persona está en situación de violencia, “podemos detectar una situación de riesgo y ya sabemos lo que tenemos que hacer, es aquí donde la Junta de Andalucía tiene que participar de una manera más activa. Todo eso viene a través de una buena formación”.
Olga Carrión, directora del Instituto de la Mujer ha hablado de la dificultad para encontrar mujeres ‘mayores’ que sean capaces de identificar que se encuentran en una situación de violencia de género. “Muchas veces es debido al contexto en el que se han educado, los tiempos cambian, y antes lo que se veía como normal, ahora no lo es”, asegura.
En muchas ocasiones estas mujeres parecen insensibilizadas o tienen miedo a denunciar a sus familiares. “Existen muchas situaciones de violencia, no sólo la de género, también la económica, la institucional, la psicológica...” señalaba Rocío Barragán, directora general de Personas Mayores de la Junta de Andalucía.
Por otro lado, el estudio recoge algunos factores de riesgo, coincidiendo la soledad, la sensación de abandono por parte del núcleo familiar y la dependencia hacia los hijos como algunas de las causas ante esta situación.
Las conclusiones del estudio invitan a la reflexión: “Las personas mayores quieren crecer. Tenemos que seguir avanzando, que evolucionar. Siempre hay cosas que mejorar”, apuntaba Barragán.
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