Causas y efectos

Publicado: 18/04/2022
Sanz y sus estrategas siguen sin reconocer al cabo de un decenio los errores del PP en Sevilla
José Luis Sanz, candidato del PP a la Alcaldía de Sevilla desde que faltaban casi 600 días para las próximas elecciones municipales de 2023, y su equipo de asesores han redactado un documento interno de trabajo en el que analizan la evolución del voto del partido en la capital a partir de 2011, el año en que Zoido tocó el cielo al obtener aquella histórica mayoría absolutísima de 20 concejales y fue proclamado alcalde.

Sanz y sus estrategas atribuyen el hundimiento posterior del partido en la metrópoli (más de 90.000 votos perdidos desde entonces) a la aparición de nuevas formaciones políticas (Ciudadanos, Vox y Podemos), con la consiguiente fragmentación del sufragio del espectro ideológico de derechas, y a la desmotivación de su propio electorado.

El alcaldable y su equipo establecen una aparente relación directa causa/efecto entre la aparición de esos nuevos partidos y el declive del PP al destacar que el número de votos perdidos por los populares entre 2015 y 2019 coincide prácticamente con los obtenidos por los naranjas de Ciudadanos y los verdes de Vox.

Si bien creen prácticamente imposible recuperar los más de 90.000 votos perdidos por el camino en el último decenio sí consideran factible volver a obtener la confianza de 50.000 votantes y que Sanz sería alcalde sumando no menos de 120.000 sufragios y quedando por delante del PSOE.

TRES VECES CONSECUTIVAS

Discrepo de este análisis, en buena parte porque confunde las causas con las consecuencias.



Para empezar, el PP, con Zoido al frente, ya ganó las elecciones municipales de 2007 al PSOE de Monteseirín, por más de 4.000 votos de diferencia (128.776 frente a 124.534); empató con los socialistas en número de ediles (15) y si no obtuvo la Alcaldía fue por la reedición del pacto de izquierdas entre el PSOE e IU, liderada todavía entonces por Antonio Rodrigo Torrijos.

Y el PP ganó las elecciones de aquel año cuando todavía no habían concurrido a las mismas ni Ciudadanos, ni Vox, ni Podemos, que o aún no existían o no presentaron lista.



Y en 2011 tampoco se presentaron a las elecciones locales en Sevilla capital Ciudadanos, Vox y Podemos. El PP logró entonces el mejor resultado de su historia en la metrópoli, con 166.040 votos (37.264 más que cuatro años antes), a más de 66.000 de diferencia de la lista del PSOE, encabezada por primera vez por Juan Espadas, y casi doblando en ediles a los socialistas: 20 frente a 11.



Los populares, de nuevo con Zoido al frente y candidato a la reelección como alcalde, volvieron a ganar por tercera vez consecutiva las elecciones municipales, esa vez las de 2015, pero no pudieron retener la Alcaldía porque sus 12 ediles resultaron insuficientes frente a los 16 del mayoritario bloque de izquierdas (11 del PSOE, 3 de Podemos bajo la denominación Participa Sevilla, y 2 de Izquierda Unida).

EXPECTATIVAS FRUSTRADAS

En esa ocasión ya se presentaron Ciudadanos, que cosechó 29.888 votos y 3 concejales, y Vox, que con sus 1.495 sufragios no obtuvo edil alguno. La aparición en escena de los naranjas y de los verdes de ultraderecha no fue la causa de que Zoido no revalidara la Alcaldía, ya que aunque los tres ediles de Ciudadanos le hubieran votado (no lo hicieron, ya que votaron por su propio cabeza de lista, entonces Javier Millán) aquél no habría superado los 16 ediles de que disponía el bloque de izquierdas, el cual otorgó la Alcaldía a Juan Espadas por primera vez.



El PP perdió en aquellas elecciones 59.719 votos, en parte por la menor participación en comparación con 2011 (15.029 votos válidos menos emitidos), en mayor parte aún porque Zoido no había respondido a las grandes expectativas que había suscitado tras la etapa de escándalos y despilfarros de Monteseirín.

Antes de acceder a la Alcaldía Zoido prometió prácticamente todo lo imaginable sin tener en cuenta la época de crisis económica que aún se sufría por el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008. Promesas cuya materialización habría exigido, según los cálculos realizados entonces por el resto de partidos, disponer de entre 3.000 y 4.000 millones de euros.

BARRIOS DE IZQUIERDA

Zoido, con su populismo nato, había hecho una muy importante labor de siembra de apoyos, sin precedentes entre los anteriores candidatos del PP, en los barrios que eran tradicionales graneros de votos del PSOE o Izquierda Unida y cuyos vecinos estaban en buena parte desencantados con el socialista Monteseirín, tanto por sus escándalos como por destinar la mayor parte de las inversiones municipales intramuros (lo que él denominaba “la ciudad consolidada”), con las Setas de la Encarnación como máximo exponente de su política y con olvido de la periferia.

Zoido hizo acto de presencia allí donde nunca o raramente antes se había visto a un candidato del PP, partido que de entrada daba por perdidos los barrios con mayoría de votos de la izquierda. El antiguo juez hizo viral, como ahora se diría, imágenes como la del banco roto de Bellavista y la recogida, pala en mano, de residuos en El Vacie, ataviado con un anorak como indumentaria identificativa. Así dio mucha mayor visibilidad a los abandonos de Monteseirín. Por ganar, se ganó hasta el apoyo de aquel frutero de las Tres Mil Viviendas, convertido en uno de sus grandes propagandistas.

Todo ello contribuyó a los 166.040 votos y 20 ediles del año 2011, pero la frustración provocada por el incumplimiento de promesas y expectativas en los cuatro años de mandato le provocó a Zoido y al PP la pérdida de buena parte de los sufragios “prestados” por los barrios de izquierdas.

DEVOLUCIÓN DEL VOTO

Así, en tradicionales feudos de PSOE e IU, como Cerro Amate, el PP perdió en las elecciones municipales siguientes (las de 2015) 5.050 sufragios (el 49,62%) de los cosechados cuatro años antes; en Este-Alcosa-Torreblanca, 7.142 (el 42,50%); en Macarena, 2.313 (el 15,73%), y en Norte, 5.085 (el 50,42% de los votos de 2011).

Sólo en estos cuatro distritos, tradicionalmente con mayoría sociológica de izquierdas, el PP se dejó 19.860 votos durante el cuatrienio 2011-2015, votos que en su mayoría no recuperó el PSOE, el cual sólo obtuvo en toda la ciudad 4.293 sufragios más que en 2011.

El PP perdió esos votos “prestados” desde la izquierda y, además, se desangró en los distritos más proclives a votarle, no en beneficio de Vox, sino de Ciudadanos, formación que ofreció una alternativa al votante de centro que no había sabido ofrecer UPyD, desaparecida en combate.

Los datos lo dicen todo. Zoido perdió en favor de la cuarta parte de sus antiguos votantes en el feudo popular por excelencia de Los Remedios y también en Bellavista-La Palmera, y más/menos una tercera parte en Triana, San Pablo-Santa Justa, Nervión, Sur e incluso el Casco Antiguo.

En definitiva, el PP perdió la Alcaldía por sus propios errores (siempre ocurre a quien está en el Poder), no por los aciertos de Espadas (el PSOE no ganó ni un solo concejal más en 2015) ni por la aparición de nuevas fuerzas políticas que provocaran una fragmentación del voto de su espectro ideológico. El PP tenía ese voto y todavía, diez años después, sigue sin preguntarse por qué lo despilfarró y trata de culpar de su fracaso a causas exógenas, a terceros, para eludir su propia responsabilidad.

DESINTEGRACIÓN

La fragmentación del voto de centro-derecha ya es posterior: se produce en las elecciones municipales de 2019, cuando la nula oposición a Espadas (que gobierna como si tuviera mayoría absoluta); la desintegración del grupo municipal popular por la marcha de Zoido y de parte de su equipo a Madrid (Ministerio del Interior); la falta de liderazgo y la división interna (sucesión de portavoces) propicia que Ciudadanos y Vox le arrebaten 33.070 votos de los 33.220 añadidos que perdió.

Sanz y sus estrategas, sin embargo, tratan de poner el foco sobre factores externos para no asumir los yerros propios en los últimos diez años. Y la conclusión de su análisis tampoco es acertada: para gobernar en Sevilla no basta con adelantar al PSOE y obtener no menos de 120.000 sufragios. En 2007, el PP de Zoido adelantó al PSOE de Monteseirín (41,84% de votos frente al 40,46%), obtuvo 128.776 votos (4.242 más que los socialistas) y ganó las elecciones pero no la Alcaldía y el gobierno municipal porque el PSOE pudo entonces, como siempre, apoyarse en los partidos a su izquierda.

Por eso Zoido diseñó para 2011 la estrategia de ganar/restar votos en los barrios que eran feudos tradicionales de PSOE e IU y lo consiguió: obtuvo un enorme éxito, que sólo él mismo malogró a lo largo de los cuatro años siguientes, entregado como estuvo a la “Sevilla del canapé”.

¿Habrá aprendido Sanz la lección?

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