Mercedes Antúnez, presidenta de Mater y representante legal de la entidad, conoce de primera mano las dificultades que enfrentan las personas con movilidad reducida en Mairena del Aljarafe. Con una experiencia de 45 años en la gestión de Mater, Antúnez denuncia las barreras arquitectónicas que impiden la libre circulación de los usuarios de su centro y de muchas otras personas en el municipio. “Mairena es una ciudad agresiva arquitectónicamente, hace falta más accesibilidad”, señala.
El problema para las personas con movilidad reducida comienza desde el momento en que intentan salir a la calle. Mater dispone de transporte propio, lo que les permite llevar a sus usuarios a distintos puntos de la ciudad y la provincia. Sin embargo, cuando los usuarios quieren moverse por su entorno cercano o simplemente dar un paseo, se encuentran con múltiples dificultades, especialmente aquellos que utilizan sillas de ruedas, que tienen movilidad reducida o algún tipo de discapacidad.
“Las aceras son muy altas, hay pocas rampas y los parques no son accesibles", explica Antúnez. En esta asociación, 40 usuarios dependen de sillas de ruedas y otros 110 tienen movilidad reducida, pero en el municipio hay mucha más personas que se encuentran con esta problemáitca a diario. “Cuando sales a la calle con varias sillas de ruedas, la falta de accesibilidad se convierte en un problema enorme. Para el personal que las asiste, subir y bajar bordillos altos supone un esfuerzo físico considerable”, agrega.
El principal obstáculo son las aceras, cuya altura dificulta el tránsito de las sillas de ruedas. Además, la falta de rampas obliga a los cuidadores a maniobrar con esfuerzo para sortear los desniveles. “Si intentas subir una acera alta, debes sujetar bien la silla porque existe el riesgo de que la persona se caiga hacia adelante. Pero no podemos amarrar a los usuarios, ya que eso requiere un permiso médico y de la familia”, lamenta la presidenta de Mater. Como alternativa, muchas veces los trabajadores se ven obligados a girar la silla de ruedas y subirla de espaldas, lo que implica más tiempo y esfuerzo.
La falta de accesibilidad no solo afecta a las personas con discapacidad, sino a todos los ciudadanos. “Una ciudad accesible beneficia a todos: a la señora que va con el carro de la compra, a la madre con su bebé, a las personas mayores o incluso a alguien que, temporalmente, tenga una lesión y necesite desplazarse con muletas”, destaca Antúnez. “Mairena no es un lugar pensado para que todos puedan moverse libremente”.
A pesar de estas dificultades, los usuarios de Mater no renuncian a participar en la vida del pueblo. Para muchas actividades, el centro depende de su flota de furgonetas adaptadas. “Si queremos hacer una salida corta, como tomar un refresco, tenemos que valorar el esfuerzo que supone llegar a pie hasta allí. Muchas veces, en lugar de salir tres veces, salimos solo una”, comenta. “No es solo que sea difícil moverse por Mairena, es que también es peligroso. Hay muchas personas que se han caído y se han hecho daño, personas mayores, niños y adultos”, añade.
En reiteradas ocasiones, Mater ha trasladado sus quejas al Ayuntamiento de Mairena del Aljarafe. En algunos casos, han logrado mejoras, como la instalación de una rampa en Metromar para acceder al centro comercial. Sin embargo, muchos otros espacios públicos siguen presentando problemas. “Queremos que nuestros usuarios puedan ir a la biblioteca, pero es complicadísimo llegar hasta allí. Hay que dar un rodeo enorme o bajar desde el metro, lo que añade más dificultades”, explica.
Otro aspecto clave es la falta de mobiliario urbano adaptado. “Los bancos de los parques no están diseñados para que una persona en silla de ruedas pueda sentarse junto a otra. Si yo me siento en un banco y la persona en silla de ruedas debe colocarse enfrente, no estamos compartiendo el espacio de la misma manera”, detalla Antúnez. “Parece un detalle menor, pero afecta a la calidad de vida de estas personas”.
A pesar de todas las barreras, los usuarios de Mater no dejan de participar en las actividades, aunque en la mayoría de los casos lo más fácil es salir de Mairena y buscar opciones de ocio o cultura en otros municipios. “Vamos a la Semana Santa de Sevilla, a San Gonzalo, a San Bernardo. Nos organizamos y pedimos acceso lo más cercano posible para aparcar los vehículos adaptados y recoger a los usuarios. Ellos quieren estar en todas partes, y hacemos lo posible para que así sea, aunque nos cueste el doble de esfuerzo”.
Mercedes Antúnez concluye con un mensaje claro: “Las ciudades accesibles no son un lujo, son una necesidad y una obligación. Si se construye pensando en la accesibilidad, se mejora la calidad de vida de todos los ciudadanos. No queremos favores ni excepciones, solo queremos poder movernos con la misma facilidad que cualquier otra persona de este municipio”.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es