¿Para qué, por una vez, tener unidad? ¿Para qué no pensar en los españoles ante la situación de estado de alarma completo por vez primera en nuestra democracia? A los presidentes vasco y catalán les molesta la presencia de la Unidad Militar de Emergencias, al de Murcia y al catalán, de nuevo, que no se paralice absolutamente toda la actividad económica de España, a la de la Comunidad de Madrid le molesta todo. El popular Teodoro García Egea ha marcado el tono del debate del Congreso con una declaración previa de desmarque total de su partido de cualquier entente con el gobierno. En China eso no puede pasar.
Hay un libro de Norman Davies que habla de la desaparición de los Estados. Desaparecen igual que se colapsan los imperios. En este punto hay que prestar mucha atención a cualquier intento de romper lo que la Constitución y el Congreso han dado al gobierno: la capacidad legal de afrontar la mayor crisis civil -sanitaria ahora, económica y social después- que ha conocido España. Da igual que lo haga un independentista o un parlamentario de derechas que ponen por delante sus intereses partidarios a la urgencia del presente: la salud de los españoles, bajo la dirección del gobierno. En China tampoco pasaría. Tiene que haber coliflores, papel higiénico, tomates, desinfectantes, bolsas de basura, pan, sabanas, gasolina, carne, pescado, conservas, teléfonos, ordenadores, salarios para los desempleados, fondos para los ERTE y funcionarios que los tramiten, cajeros de bancos, comida para perros, mascarillas, medicamentos, guantes, repuestos de camiones y aviones,……la lista es interminable, por eso el país no se puede paralizar totalmente, como demandan algunos dirigentes políticos y autonómicos. Sí debe parar la construcción, pero no la de reparación de vías publicas y de emergencias.
Se quiere comparar a España con China. Absurdo. En China se confinó una provincia, pero tiene otras 25 provincias que funcionaban surtiendo de bienes a la que estaba en confinamiento. Una de las enseñanzas de esta crisis es la dependencia exterior, no sólo de España sino de Europa, de la “fábrica del mundo” que es China. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de reindustrializar Europa. La dependencia no puede llegar al extremo de estar toda Europa esperando la llegada salvadora de los aviones provenientes de China, cargados de lo que necesitamos. Ayer el contrato de España fue de 432 millones.
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