La agenda social marcada por el Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos es la defensa con la que se trata de frenar los virulentos encontronazos de la oposición en esta primera fase de la legislatura. La subida del SMI, el incremento del 2% en las retribuciones de los funcionarios o el 0,9% de las pensiones son algunas de las medidas de contención. La agenda de la batalla entre izquierdas y derechas va a tener varias derivadas, y algunas pueden ser insospechadas. De principio parece lógico un cierto desgaste del PSOE a cuenta de la lógica de la acción yde la gestión política en tiempos revueltos y el mantenimiento de un electorado fiel a Unidas Podemos en torno al 12-13%.
Las dificultades principales con las que se va a enfrentar el Gobierno de Pedro Sánchez tendrán que ver con el Gobierno de Cataluña y la esperable desobediencia de Torra y/o de Torrent y con el breviario romano de catecismo ideológico al que lo someterá VOX por rondas. Hoy es el pin parental, mañana será otro epítome que divida a la opinión pública en dos mitades como en la batalla del Ebro. La mano blanda del Gobierno como respuesta a los desaires al Tribunal Supremo pueden acarrear un daño a anotar como saldo positivo en la cuenta de los que navegan en las aguas del españolismo. Hasta ahora las maniobras de la guerra mediática casi siempre jugaban a favor del Partido Popular. Los intereses de algunos de losmás influyentes grupos mediáticossuelen favorecer como prioridad informativa los asuntos de la agenda de desgaste del gobierno socialista, ahora de coalición.
Pero el eje de la legislatura puede estar en torno a si la polarización del electorado se configura en modo moderado o en modo alto. En el primer caso seguiremos teniendo como primer partido de la oposición al PP con opciones de Gobierno, con mayor probabilidad si hay ciclo corto de legislatura, algo que será interpretado como un fracaso por el electorado de izquierdas. Si la polarización es alta por imperativo político, en concreto por el enquistamiento de la cuestión catalana, y por el triunfo de la agenda política de trincheras -que cultiva magistralmente VOX- muy posiblemente seguirá gobernando la coalición de izquierdas, pero con un PP descabalgado del liderazgo de la oposición. Las esperanzas de que Ciudadanos salga de su pájara son mínimas, su pertinencia como partido político depende ya más del trabajo de las baronías regionales que de la labor de Inés Arrimadas en Madrid.
El gran dilema al que se enfrenta el Partido Popular tiene que ver con el manejo prudente y sensato o no de la agenda de confrontación con el Gobierno del PSOE y Unidas Podemos. La exacerbación actual solo lo llevará a ser relevado por VOX como primer partido de la oposición. El error en la medida justa de su trabajo de oposición puede lastrarlo irremediablemente. No es asunto fácil porque tienen un inteligente compañero de viaje.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es
