Un guardia civil no ha dudado esta madrugada de salir en pijama, bata y babuchas para detener a los ladrones que estaban robando en un bar situado cerca de su casa, en la localidad de Paterna (Cádiz).
La peculiar detención ocurrió sobre las cuatro de la madrugada cuando dos hombres, vecinos de otro pueblo, irrumpieron en el bar "Los Clásicos" tras forzar la reja de hierro de una ventana con alguna herramienta tipo radial.
El bar estaba cerrado a esas horas, pero su dueño, que vive en el piso de arriba, oyó ruido y al percatarse de que había ladrones en su negocio llamó a la Guardia Civil.
Con el susto llamó también a su vecino Luis Miguel Larbi, guardia civil muy conocido en el pueblo, en el que, además de nacer, lleva 25 años trabajando y que a esas horas dormía en su casa.
"Me asusté al oír el teléfono a esas horas, pensé que algún familiar se había puesto malo", explica en declaraciones a EFE.
Pero era su vecino que le pedía que fuera corriendo porque tenía a los ladrones debajo de su casa.
"Me dejé guiar por el corazón", cuenta el agente.
Sin pensárselo dos veces se puso la bata y las babuchas, fue al armario en el que tiene su uniforme y material de trabajo, cogió las esposas y una linterna y fue corriendo al bar.
"Tardé dos o tres minutos en llegar", explica este agente que "por experiencia" sabe que "hay que darle la máxima celeridad" a estas actuaciones.
Su preocupación no era ya detener o no a los ladrones, sino la integridad física de los vecinos que estaban en la casa de arriba del bar porque pensaba que los delincuentes podían ir armados.
Por ello se asomó a la ventana por la que los ladrones habían entrado al bar, se identificó como guardia civil y les pidió que salieran de uno en uno y con las manos levantadas.
"El primero en salir estuvo reticente, porque claro, era inverosímil, un guardia civil en pijama y bata", bromea.
Pero ambos se entregaron al agente, que como sólo tenía unas esposas, engrilletó a ambos con las mismas a la reja de la ventana, hasta que minutos después llegó una patrulla uniformada de la Guardia Civil que se llevó a los dos ladrones al puesto del instituto armado.
"Todos los días aprendes algo", dice el agente que sabe que, aunque en la academia aprendió mucho, "la calle es la que te enseña" a actuar, si es necesario en pijama.
"Hubiera tardado veinte minutos en ponerme el uniforme", cuenta el agente.
El agente que ha protagonizado la detención en un guardia civil muy conocido en la zona, entre otras cosas porque ha escrito un libro sobre el acoso escolar que le ha llevado a dar muchas conferencias sobre el tema en colegios de la provincia.
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