San Fernando

Camarón de la Isla, la leyenda que nació hace 70 años

Habría tenido tiempo para ver cómo su leyenda, casi tres décadas después de su muerte, no ha dejado de crecer

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  • Camarón de la Isla. -

Si un cáncer no le hubiera arrebatado la garganta y la vida, José Monje Cruz, Camarón de la Isla, habría cumplido mañana, 5 de diciembre, 70 años y habría tenido tiempo para ver cómo su leyenda, casi tres décadas después de su muerte, no ha dejado de crecer.

"Yo me lo imagino igual, con el pelo canoso, pero igual", dice a Efe Lolo Picardo, gerente de la Venta de Vargas de San Fernando (Cádiz), a la que Camarón acudía desde niño para escuchar a sus ídolos, el lugar donde forjó su voz y al que siguió acudiendo cada vez que, convertido ya en un mito en vida del flamenco, regresaba a su ciudad natal manteniendo como podía su innata timidez.

Justo enfrente de este local está a punto de abrir sus puertas el museo con el que San Fernando quiere dar respuesta a los miles de admiradores de España y de todo el mundo que cada año llegan a la localidad natal del cantaor buscando sus huellas y acercarse al misterio y magisterio de su quejido.

La pandemia del coronavirus ha trastocado los planes de apertura de este museo, para el que su familia cedió, a cambio de 2.500 euros al mes, una infinidad de recuerdos personales.

Unas treinta guitarras, fotos, coches, ropa, premios, discos y hasta 400 objetos personales de Camarón de la Isla forman parte de este museo.

Su inauguración aguarda ya solo a que las circunstancias permitan una acto de inauguración sin el corsé que impone el distanciamiento social para afrontar la pandemia.

Si las previsiones no vuelven a romperse, el museo podría estar abierto en unos meses, 28 años después de la muerte, el 2 de julio de 1992 en Badalona, de un mito de la música a la altura de figuras como Jim Morrison, Elvis Presley o Jimmy Hendrix.

La pandemia también ha impedido que en este 70 aniversario de su nacimiento se celebre en San Fernando la segunda edición del festival "Fusión x Camarón", una iniciativa que se puso en marcha el año pasado con la vocación de reunir a músicos y admiradores para celebrar cada año su cumpleaños.

Pero a buen seguro que nada impedirá que todos sus admiradores celebren este cumpleaños de cifra redonda escuchando su voz y preguntándose qué habría sido del flamenco si hubiera cantado 28 años más.

Qué habría sido del flamenco si aún contara con un cantaor que lo mismo se perdía en un pueblo remoto en busca de un cante antiguo, le daba la vuelta a la cinta de un casete para escuchar una grabación del derecho y del revés, buscando sus secretos, o que se atrevía en 1979 a revolucionar el flamenco con "La leyenda del tiempo", uno de los 19 álbumes que grabó.

En muchos de estos años de ausencia, Camarón ha seguido brillado por su propia luz, sin ayuda.

Pero en los últimos se han acumulado las iniciativas para que esa luz se mantenga. Así, su vida ha vuelto a ser visitada en libros, películas, y hasta un cómic y una serie de televisión de seis capítulos, porque el magnetismo de hombre que nunca llevó bien ser casi deificado, especialmente por los gitanos, perdura.

Nacido el 5 de diciembre de 1950 y criado en un patio de vecinos, junto a la fragua de su padre, Camarón de la Isla mamó el flamenco desde antes de nacer, escuchando a su madre, la canastera Juana Cruz.

Con siete años ya cantaba en los autobuses que iban de la isla de San Fernando a Chiclana o Jerez, junto a su amigo Rancapino, que este año cumple 75 años.

Con 16 años se fue a trabajar a Madrid, donde conoció a Paco de Lucía y formó con él hasta 1977 un tándem histórico que unió a un guitarrista que quiso ser cantaor y a un cantaor que hubiera querido ser guitarrista.

Camarón emprendió después un camino distinto, en el que se atrevió a innovar y explorar, incluso llegó a grabar con la Royal Philarmonic Orchestra.

Su fama llegó a ser tal que, según reveló su mujer, La Chispa, en el verano de 1990 su representante le llamó para decirle que Mick Jagger actuaba en Madrid y que, a cambio de cinco millones de pesetas, quería que Camarón cantara en una fiesta privada que iba a organizar.

"Contestó que no, que esos gachés no sabían de flamenco" y semanas después cantaba gratis en un festival para recaudar fondos para ayudar a un guitarrista.

Es una de las anécdotas que muestran la personalidad de un cantaor que ha marcado la historia del flamenco.

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