El Loco de la salina

Esto está lleno de vagos

El poniente de Alaska debe ser más calentito que el de aquí. Y, como no hay levante, aquello debe ser un paraíso estupendo.

Publicado: 28/07/2019 ·
19:36
· Actualizado: 28/07/2019 · 19:36
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Autor

Paco Melero

Licenciado en Filología Hispánica y con un punto de locura por la Lengua Latina y su evolución hasta nuestros días.

El Loco de la salina

Tengo una pregunta que a veces me tortura: estoy loco yo o los locos son los demás. Albert Einstein

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No sé qué mosca le habrá picado al director del manicomio, pero nos ha dicho sin anestesia que nos vayamos de vacaciones. Tampoco sé qué puede pasar con tanto loco suelto por las calles, aunque por las noticias que me llegan no creo que vayamos a desentonar mucho con lo que nos vamos a encontrar ahí fuera. Yo lo tengo muy claro. He estudiado bien los mejores sitios, los mejores climas, las ventajas y desventajas de cada rincón del mapamundi y he llegado a la conclusión de que, visto cómo está el tiempo aquí y lo que te rondaré morena, mi lugar elegido para las vacaciones es Alaska.  No creo que haga más frío allí que aquí, ni que cada día tenga más sorpresas allí que aquí. La gente no se quiere enterar de que la Andalucía de siempre ya no es la Andalucía de siempre. Dentro de poco tiempo Córdoba, por poner un ejemplo, será unos de los lugares más fríos del cosmos, y los botijos de agua fresca desaparecerán por falta de uso. Es más, Écija ya no será el sartén de Andalucía, sino su frigorífico.

El poniente de Alaska debe ser más calentito que el de aquí. Y, como no hay levante, aquello debe ser un paraíso estupendo. Los que viven del clima cambiático y los del cambio climático, que son miles y miles, deben estar muy contentos, porque parece que el verano se ha ido también de vacaciones y este planeta se va a volver más frío que el beso de una suegra. Se avecinan importantes cambios. El año que viene ya no se va a cambiar la hora, porque los relojes se estropean de tanta manipulación; el verano empezará en septiembre, porque así va a haber más gente disponible para recoger las hojas del otoño; en las Navidades ya no se cantarán villancicos, sino aquello de “con flores a María, que madre nuestra es”; el Carnaval volverá a julio, aunque de hecho ya está volviendo; la Semana Santa será en agosto, y los penitentes no llorarán más por no poder salir a causa de la lluvia…

Alaska se convertirá en el lugar preferido de ingleses y alemanes y el mejor sitio para que sus blanquecinos cuerpos vayan cogiendo el color de cangrejo moruno al que hasta ahora se estaban acostumbrando bajo el sol de España. Van a cambiar mucho nuestras costumbres de toda la vida de Dios. Tanto es así que incluso vamos a tener que olvidar los sueños eróticos y pensar las cosas más en frío.

Bueno, que me voy de vacaciones. Ya sé que ustedes lamentarán mi ausencia, cogerán una depresión de caballo, se tirarán desde las azoteas y llorarán como niños por no poder leer estos lunes que vienen al Loco de la salina, pero lo digo en frío (nunca mejor dicho), que necesito un descanso, porque mi corazón no está para bromas. Me he informado bien y la palabra “Vacaciones” viene del verbo latino vacare, que en cristiano significaba “estar vacío, estar desocupado”. Lo malo es que de ese verbo también vienen palabras ofensivas hacia mi persona y hacia los que cogen vacaciones, como por ejemplo “vago”, y yo seré lo que ustedes quieran que sea, pero un vago no soy.

Me llevo a Alaska poquita ropa y bastante crema para no coger una insolación. Y los llevo a todos ustedes en el recuerdo, sobre todo a los que con una sonrisa en sus caritas leen cada lunes estas líneas y saben perdonar las impertinencias de un cerebro poco acostumbrado a lo que se lleva en la calle. Hasta pronto.

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