Sindéresis

La extrema izquierda de San Fernando

El truco es muy sencillo: Vox es franquista porque está en España; si estuviese en Rusia, sería estalinista.

Publicado: 31/12/2018 ·
15:16
· Actualizado: 31/12/2018 · 15:16
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

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Os están haciendo un juego de manos, el de la bolita, que no necesita que miréis hacia otra parte mientras los vasos se mueven. Esto es así porque, como en todos los trucos de ilusionismo, la pregunta no es cómo lo han hecho, sino cuándo.

El resurgir de la extrema derecha en nuestra tierra se preparó cuando comenzó a tildarse de extrema izquierda cualquier colectivo que fuese en contra de los intereses económicos de la élite. No es más que una cuestión de dinero revestida de defensa de las costumbres y la españolidad. Menospreciar la equiparación de sueldos de hombres y mujeres es una cuestión de dinero. Denegar la mejora de las condiciones de vida de las mujeres víctimas de violencia de género es una cuestión de dinero. Denostar los servicios públicos es una cuestión de dinero. Denostar la humanidad moderna, que colinda curiosamente con la piedad cristiana, para con los inmigrantes, es una cuestión de dinero. Practicar un centralismo asfixiante que da lugar al victimismo de nacionalismos burgueses, es una cuestión de dinero, desde el momento en que este problema se traga todos los anteriores. Denegar la operación de cambio de sexo en la seguridad social es una más que obvia cuestión de dinero, como todo lo que te haga mirar por supervivencia o bienestar a una clínica privada.

Capitalizar el descontento ciudadano en un partido político que sí es capaz de dar la llave de los gobiernos a la declarada por un juez mafia organizada del PP, es una cuestión de dinero. Trasladar los mensajes de que no nos gusta la extrema derecha, pero tampoco la extrema izquierda no es, ni más ni menos, que hacer el trabajo sucio a las élites.

Porque ahí fue cuando sacaron la bolita del vaso, ahí fue cuando hicieron el truco de ilusionismo y prepararon el alzamiento de un partido que pensaban que sería la bisagra de los gobiernos de las élites: le preparaban el camino a Vox con el infundio de que, en España, Andalucía o, ya puestos, en San Fernando, existe la extrema izquierda y es peligrosa.

Cuando habláis de extrema izquierda imagino que os referís a Stalin, con sus purgas ideológicas, sus gulags, su policía política y etcétera. Vamos, Franco, pero con un bigote más tupido. Stalin y Franco no son extremos, son lo mismo. No existe ningún partido estalinista en España, Andalucía o, ya puestos, en San Fernando. Ningún partido que proclame que con Stalin se vivía mejor y que hay que preservar la memoria de Stalin como parte de nuestra historia.

Lo que sí tenemos es un partido franquista, Vox, protegido políticamente (como buen hijo) por un partido que lleva una relación acomplejada con respecto al franquismo, como es el PP; no olvidemos que al PP le da como cosa llamar dictador a Franco y quitar las subvenciones a la Fundación que lleva su nombre, y que al PP le gusta que se le siga rindiendo honores en un monumento que se ve a kilómetros de distancia.

El truco es muy sencillo: Vox es franquista porque está en España; si estuviese en Rusia, sería estalinista. Lo mismo pasa con el PP, siempre al servicio de las élites, que son las que sacan partido de los regímenes totalitarios porque, no lo olvidemos, el menoscabo de los Derechos Humanos es una cuestión de dinero. Las reformas laborales que dejaron casi en la indefensión a las trabajadoras y trabajadores, ante una baja laboral, ante un despido improcedente, ante cualquier cosa que nos puede pasar a cualquiera, esas reformas laborales, son una cuestión de dinero. Y la protección a los bancos que no han devuelto 60 mil millones que nos deben. Y el rescate a las autopistas mientras se echa a las personas de sus casas.

Porque quien señala a los homosexuales, a los inmigrantes y al feminismo, no lo olvides, está apartando tu mirada de los lobbys bancarios, farmacéuticos, energéticos, etc. Es una cuestión de dinero, vecina, vecino, el dinero que nos quieren seguir robando.

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