Ya ni siquiera es noticia que no funcionen las escaleras mecánicas de Bahía Sur pero este jueves ha sido otro más de los días en los que personas de todas las edades han tenido que subir las escaleras tan empinadas con sus maletas.
No ha servido de nada la protesta del mes pasado de las asociaciones con problemas de movilidad o la particular cruzada de Miguel Redondo Rosillo, Miguelón, para que el servicio de ayuda a personas con discapacidad se extienda a Cercanías. Sobre todo ahora en invierno cuando Miguelón tiene que esperar en la puerta del ascensor interno de la estación o el de Pery Junquera -si funciona- a que alguien le ayude a abrirlo, porque él no llega.
Tampoco la reunión del Comité de Entidades de Representantes de Personas con Discapacidad (Cermi) con el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF), al que dice que le arrancó el compromiso de arreglar las escaleras mecánicas de la estación de Bahía Sur y los ascensores, ante las insistentes denuncias de la ciudadanía y especialmente de las personas con movilidad reducida.
Las escaleras y los ascensores están más tiempo averiados que funcionando. Y ver subir las escaleras convencionales con maletas a cuestas es lo normal.
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