“Hoy, una señora, viuda con una paguita muy pequeña, me comentaba que no le llega el sueldo, que ayuda en lo que puede a sus hijos, y por eso no quiere que sepan su precariedad económica, tiene varios recibos atrasados de la luz, que piensa poder poner al día con la paga navideña, pero que tiene nietos, y los Reyes Magos tienen que venir a su casa, sí o sí.
Luego me preguntó si sabía cuándo cobrarían el nuevo impuesto...
Esta es la realidad de muchas familias de la Isla, esto es lo que de verdad me causa rabia y tristeza. No venirme con que le hago la jugada a unos u a otros, estas familias es lo que debería de importarnos a todos, y a estos políticos decirle que estamos muy cansados de que por H o por B siempre paguemos los mismos”.
Así comienza el debate sobre la nueva tasa por el tratamiento de basura en el grupo
La otra cara de La Isla, un grupo que no se significa por estar a favor de nadie y que generalmente tiende a aplaudir todo lo positivo para la ciudad venga de donde venga.
Vecino San Fernando también aborda la nueva tasa e incluso publica una encuesta con unos trescientos participantes en la que el 90 por ciento está en desacuerdo con que sea el ciudadano el que pague la tasa aprobada en 2014 por el Consorcio para la Gestión de Residuos Urbanos de la Provincia en cumplimiento de una normativa europea.
Otros grupos como
El ojo crítico y
San Fernando Enfadado también abordan el tema y siempre con la misma conclusión, aunque también lo derivan a otros problemas que atraviesa el Ayuntamiento de San Fernando con la Hacienda del Estado.
Y de todos los comentarios se saca una única conclusión y es que la cuestión no es que hay que pagar una tasa por un servicio, sino que le repercuta a los ciudadanos cuando en otras ciudades la está asumiendo el Ayuntamiento, máxime en uno como el de San Fernando que presume de tener un superávit de 7,5 millones de euros. Y un superávit en un Ayuntamiento no es señal de buena gestión siempre, sino generalmente de no haber gastado ese dinero en lo que estaba presupuestado. O sea, de incumplir los presupuestos.
