Sindéresis

Sharías de Occidente

Le dejan el discurso en bandeja al fascismo y habrá quien se extrañe de que remate a portería.

Publicado: 12/11/2018 ·
00:29
· Actualizado: 12/11/2018 · 00:29
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

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Se llevaron las manos a la cabeza con Podemos y calificaron de populismo manipulador que dijeran lo que todos intuíamos: que nos estaban robando a manos llenas. Los tacharon de irresponsables porque conducían a que la gente perdiese la fe en la clase política; esto es, en quienes les robaban, en quienes fueron actores necesarios de esta estafa disfrazada de crisis. Decían que predicaban el miedo y que eran perniciosos; para ellos, obvio.

         Y luego se comportan como imanes occidentales sin religión más allá de la del miedo. Predican su sharía hiperventilada de rebeliones, golpes de estado e invasiones africanas, estalinistas, invasiones feministas, invasiones homosexuales en nuestros colegios. Le dejan el discurso en bandeja al fascismo y habrá quien se extrañe de que remate a portería. Y no hay ni uno de estos predicadores del pánico que no tenga cuentas pendientes con la justicia.

         No hace mucho se usaba el discurso del escándalo pavoroso como distracción; yo era más joven, pero estaba allí. Las noticias pavorosas se turnaban cíclicamente, y eran asépticas, como fenómenos meteorológicos con una responsabilidad difusa: ataques de perros de presa, abejas asesinas que avanzaban desde el sur, gente que había perdido su inversión en un piso que no construyó nadie, atracadores solitarios, asesinos jugadores de rol. ¿Os acordáis? Al fin y al cabo, no existía verdadera competición política dentro del bipartidismo y lo que se necesitaba era esconderlo todo; lo que se necesitaba era que la gente no pensara en política. Después del 15M, de la maravillosa explosión del feminismo, de las mareas por la Sanidad y de los escándalos de corrupción política, y de Podemos, por qué no decirlo, ya no hay marcha atrás, parece que ya no hay manera de que la gente no relacione sus males con la política.

         Ahora que la gente está mirando a los que nos han llevado a esta situación, alguien podría pensar que les ha dado por reformarse, por trabajar para la gente, por curar las heridas de la estafa a la que llamaron crisis, por cortar las injerencias de bancos, constructoras, eléctricas, farmacéuticas y petroleras en nuestra política; pues no. Lo que han hecho es doblar la apuesta para que deseemos quedarnos como estamos y han elevado el tono profético, han cogido las fórmulas que antes funcionaban y les han cambiado los nombres y rostros ante una sociedad que está insensibilizada a base de recibir palos y que quiere llegar a la raíz del mal. Y estamos comenzando a recoger los resultados de estos vendedores de humo convertidos en vendedores de balas. Cuando dices que Pedro Sánchez ha dado un golpe de Estado y ha pactado con golpistas para llegar al poder, puede que haya alguien que se lo crea y lo dé todo para defender a su nación que está en peligro. Cuando dices que los africanos y orientales que huyen de la guerra, la persecución y el hambre, es decir, de la muerte, no son refugiados sino inmigrantes que por una parte nos van a quitar el trabajo y por otra parte van a vivir de subvenciones, que traen terroristas entre ellos y además nos van a violar a todos, ¿qué crees que hará la gente? Pues escuchar al discurso más radical contra estos invasores.

         Cuando un grupo de jóvenes, ya sean inmigrantes o refugiados, aislados de núcleos familiares, se encuentra amenazado por políticos, mass media y por la gente en general, se unen igual que haríamos cualquiera de nosotros. Se unen y se arman y forman pandillas. Cuando dices que un movimiento nacionalista que busca la independencia con herramientas sociales y políticas es realmente un montón de golpistas que se han alzado en rebelión, la gente se prepara para pelear por su tierra y salvar a los suyos. Cuando dices que llevas décadas manteniendo a regiones enteras de flojos subvencionados… Cuando abres esa boca tan grande que tienes para salvar tu culo y que la gente deje de pensar en que eres parte de un conglomerado de ladrones mentirosos, no solo estás desviando la atención y el sentido del voto. Estás despertando un instinto primario e impredecible. Se llama apología y, a mi juicio, tus manos estarán manchadas con cualquier sangre que se salpique a partir de hoy.  

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