Ha causado sorpresa y satisfacción la sentencia conocida ayer del Tribunal Supremo sobre bancos y clientes. Alegría entre los consumidores y bajas en la Bolsa a las entidades bancarias, como cuando las cláusulas suelo. El recurso sobre liquidación del impuesto sobre actos jurídicos documentados de una escritura pública de formalización de préstamo hipotecario lo presentó la empresa municipal de la vivienda del ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, que preside el alcalde Pedro del Cura, pedagogo de profesión y de Izquierda Unida por vocación.
El fondo del asunto –aclara la sentencia- es que la liquidación del impuesto sobre actos jurídicos documentados de una escritura pública de formalización de préstamo hipotecario recae en los bancos y no en los clientes. Dicho con claridad, el Tribunal Supremo se corrige a sí mismo en una sentencia anterior y establece que quien debe abonar el impuesto en las escrituras ante el notario de las hipotecas es la entidad bancaria que presta el dinero, no el sufrido cliente.
Los bancos están que se suben por las paredes pero la que está contenta de verdad es la ex ministra del PP Isabel García Tejerina que ha visto cómo su enorme metedura de pata –en plena precampaña andaluza- sobre la educación en Andalucía se tapaba un poco –pero sólo un poco- con una frase que, en distintos formatos, se repite cada campaña electoral: “los niños andaluces de diez años saben lo que los de Castilla y León con ocho”. Una joya. Una perla. Pero para los partidos que les quieren quitar votos a un PP nacional cerril, de trayectoria anti andaluza, que cada vez que habla en campaña un dirigente deja patidifusos a sus homónimos andaluces, que obviamente no piensan así. Van a tener que darle cursillos sobre Andalucía a sus líderes y que empiecen por Casado y su ayudante, el supremo lanzador de huesos, –ambos de lengua ligera-.
Ya vale. Que les graben a fuego lo de Anselmo Carretero: “Si el grado de personalidad de un pueblo se mide por cuánto de original tiene su civilización, su cultura propia, su filosofía genuina, su sabiduría popular y sus manifestaciones artísticas en lo que tienen de peculiares, esa originalidad nos dice que la personalidad de Andalucía sobresale no solo entre los pueblos hispánicos sino entre las nacionalidades del mundo entero”. Y remata: “Si en España hay algo profundo e inconfundible, nada superior a Andalucía”. ¡A fuego!