En román paladino

Màxim

El Congreso lo hubiera reprobado y prefirió irse

Publicado: 14/06/2018 ·
09:11
· Actualizado: 14/06/2018 · 09:11
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Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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No tuvo una acogida precisamente eufórica el nombramiento de Màxim Huerta como nuevo ministro de Cultura y Deporte. Sus polémicas opiniones como periodista o presentador de programas de entretenimiento o escritor de libros de gran  público lo hicieron el ministro de recibimiento más dudoso, por no decir que desfavorable. Tuvo el apoyo de muchos compañeros de programas y de profesión pero la cultura más clásica lo miró con suma displicencia,  aunque casi  nunca de manera  explícita.

Ahora ha estallado una bomba informativa. El ministro de Cultura y Deporte fue sancionado por Hacienda, recurrió a los tribunales y perdió por goleada. El ministro de  Cultura y Deporte habría ingresado 798.521 euros a través de la sociedad Almaximo Profesionales de la Imagen SL, de la que era único accionista y administrador  desde enero del año 2006. En lugar de tributar con IRPF con el 48% creó la sociedad para cotizar por sociedades por el 25%. Se dedujo desgravaciones desde entre  80.000 a 40.000 euros por año por distintos conceptos y se podrán dar todas las explicaciones del mundo, pero la opinión pública no las traga.

Era algo que hacían usualmente muchos artistas y profesionales, crear sociedades para tributar por ellas,  pero Hacienda entendió que no era ajustado. El ministro pagó. No cometió delito fiscal  porque no llegó a los 120.000 de defraudación. Pero  “la conducta del sujeto infractor –dijo el tribunal-  es culpable y  la buena fe o inexistencia de culpa…queda destruida por la prueba de que ha actuado, cuando menos, negligentemente, con el resultado de eludir el cumplimiento de sus obligaciones fiscales tributarias en perjuicio del erario público…. no pudiéndose apreciar buena fe en su actuación en orden al cumplimiento de sus obligaciones fiscales”.

Ahora no era un particular. Era ministro del  gobierno de España y no había informado de estos hechos al presidente del Gobierno.El Gobierno de Emmanuel Macron perdió a cuatro ministros en dos días. Aquí ha sido uno. “No me gusta que dimitan. Me gusta que los destituyan. Dimitir implica dignidad”. Lo escribió el ministro recién dimitido y ahora se ha contradicho. Dimitió porque  la presión social ha sido inusitada. El Congreso lo hubiera reprobado y prefirió irse, porque estamos ante un gobierno parlamentario y tendría que haber sido cesado. Le ha facilitado las cosas al presidente del Gobierno. Su salida es oportuna porque la higiene democrática y regeneradora así lo exigía.

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