San Fernando

Dos libros de poemas clásicos y un vendaval de música acompañando

Antonio Bocanegra Padilla presenta sus dos últimos poemarios en un acto en el que todo fue distinto y único gracias al autor y a los presentadores.

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Tanto en lo clásico como en lo rompedor. Todo fue distinto en la presentación de la obra de Antonio Bocanegra Padilla. Comenzando porque se presentaban dos libros del mismo autor con dos presentadores.

En lo clásico porque Antonio Bocanegra es uno de esos poetas clásicos que escribe como clásico, con todo lo que entraña de dificultad. Y es distinto precisamente por eso, porque en estos tiempos en los que a todo se le llama poesía, leer a Antonio Bocanegra es encontrar otro mirlo blanco en el panorama de la ortodoxia que sólo mantienen contados autores en San Fernando, Rafael Duarte, Juan Mena… y pocos más.

Y rompedor en la presentación, algo normal si estaba Paco Melero por medio y con Paco Melero, Antonio Montiel y el mundo del coro carnavalesco. Lo lógico es que la presentación de ese libro sobre sonetos fuera distinta y mucho más amena que la presentación de un libro al uso. Sin desmerecer –todo lo contrario- a lo que se estila.

Dicho lo cual, al acto estaba enmarcado en el programa de la Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes de San Romualdo y fue el presidente de la entidad, José Enrique de Benito, quien se encargó de abrir la sesión dando paso a la presentación del primero de los libros, De música y elogios, en el que el autor dedica poemas a músicos e instrumentos realizando con la palabra auténticos retratos del personaje o del tema tratado.

Enrique Montiel Sánchez presentó este primer libro destacando de Antonio Bocanegra su dilatada trayectoria poética en la primera fila de la calidad y el acierto que muestra en las definiciones que personas e incluso de conceptos.

Cuando llegó el turno de presentar el segundo de los libros, Corazón en vilo, un libro de sonetos y de amor en la pluma de un viejo poeta –“que el amor no tiene edad”, dijo Antonio Bocanegra-, Paco Melero explicó de dónde viene el soneto, la etimología y sobre todo, la complejidad de una rima que no está alcance de muchos, a pesar de que se trata de una de las estructuras poéticas más utilizada a lo largo de los siglos. Eso sí, no todas con buenos resultados.

Ahí fue donde Paco Melero unió la letra y la música y las convirtió en un todo porque las dos parten de los mismos principios, la armonía matemática que la sensibilidad del autor o del intérprete convierte en una pieza única con vida propia.

Melero hizo que cantaran los versos de Bocanegra en una canción e incluso por fandangos y para la ocasión compuso un tango con la letra de un soneto. Y Antonio Bocanegra, que sólo sabía que en la presentación de su libro habría sorpresas pero no cuáles, cerró el acto reconociendo que lo habían sorprendido y agradeciendo a la Academia y a los presentadores todo el trabajo que se había tomado.

Bocanegra leyó algunos sonetos de su libro, como lo había hecho Enrique Montiel al principio, recuperando el tono de una presentación de libros tradicional en una presentación en la que todo fue distinto. Aleluya.   

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