¿Qué lleva a una mujer a meterse durante cinco o seis horas bajo un paso de palio en Semana Santa? ¿Qué hace que la mujer no sólo lo haga una vez, sino dos en la misma semana? Lo mismo que hace que un hombre se meta. En principio. Sin diferencia. A la larga puede que la mujer lo deje antes, por propia constitución física y si no media una lesión. Pero todo es igual allí abajo, con la sola referencia de los respiraderos, poca referencia cuando la gente se agolpa ante los pasos.
María José Suárez Llerena no es la única que lo hace. Es más, no fue la pionera. Pero presume de haber sido la primera mujer en cargar a la Virgen de la Estrella, de la Hermandad de la Borriquita. Eso fue el Domingo de Ramos. El viernes cargó a Nuestra Señora de los Desamparados, la titular de la hermandad que le dio la alternativa. Y pudo ser antes, pero la lluvia frustró el intento. Como tantos otros en un decenio de Semanas Santas incompletas.
“Nunca me planteé que fuera un mundo de hombres. Era una pasión que tuve desde pequeña. Veía a Lucía Coello cargando, buscaba como el que busca una aguja en un pajar, a una mujer cargando y pensaba que algún día estaría ahí. He tenido el privilegio de estar ahí y porque es un mundo de hombres, son ellos los que te dan ese privilegio de dejarte amarrar tu almohada y cargar”.
No se ha dado el caso de que le digan que no puede cargar por ser mujer, “que me indignaría bastante” pero “sí te pueden decir que no hay sitio en el palo, o no hay de tu talla... Cualquier otra excusa válida para que no cargues”.
Las asociaciones no podrían hacerlo legalmente, pero “es como todo. Se pueden buscar excusas pero no es un mundo tan rebuscado con las mujeres como se quiere hacer ver. Yo comencé con la JCC El primer año iba a cargar a la Virgen de la Salud, la Esperanza del Silencio y el Resucitado. A las dos primeras les cayó agua y creí que ese año no me iba a estrenar. Hacía falta para la Virgen de los Desamparados”.
Y la misma pregunta
Le tiene devoción a esa imagen, lo confiesa, con lo que la carga es más llevadera. Y cargó al Resucitado también. Pero la pregunta sigue en pie. ¿Cómo se hace, cómo se llega, cómo se mantiene?
“Es verdad que las fuerzas son las que son y cuando las rodillas empiezan a flaquear... Pero sé que hay que poner el corazón en la almohada y el resto va solo”, dice María José.
Hay que superar también las reticencias de la familia, que se preocupa porque al fin y a la postre es un ejercicio peligroso, que puede tener consecuencias graves. Más en una ciudad con las calles como están. Y la misma respuesta.
“Si te pudiera transmitir lo que yo siento en una trepá... Es apasionante. Es verdad que con las horas el paso pesa mucho más porque lo que pesan son las horas, va cayendo. Pero cada uno carga por motivos distintos. Sí te puedo asegurar que cuando te metes ahí, ver por los respiraderos los sentimientos de la gente, la devoción que le tienen a la Virgen, sentirte una privilegiada, rezar a la Virgen, escuchar a los compañeros, cada uno con su oración...”
“Son momentos tan impresionantes y tan emocionantes que se sacan fuerzas. No sabes de dónde pero las sacas”. “Yo me pongo triste cuando veo que un cargador se retira y es que no veo el día en que tenga que retirarme. Llevo cuatro años y ni siquiera me lo planteo, pero no dejo de pensar que para una mujer llega antes que para un hombre. Porque te quedes embarazada...”
“Somos lo que somos por hacer lo que hacemos y hacerlo como lo hacemos. Si la gente viene a ver la Semana Santa de La Isla es por nuestros andares, por nuestra imaginería, nuestros pasos... Si eso lo cambiamos y queremos traer Sevilla aquí, esto deja de ser La Isla. Y tampoco será Sevilla”.
Y lo mismo que quiere seguir bajo los pasos no quiere seguir los pasos que siguió hace unos años, cuando entró en política. Ahí las cosas “tienen que cambiar mucho”, aunque nunca se negará a hacer por su tierra lo que su tierra le demande.
Abrieron el Domingo de Ramos
María José Suárez Llerena no sólo puede presumir de haber sido la primera mujer en cargar el paso de la Virgen de la Estrella,sino que su compañero lo hizo unas decenas de metros por delante bajo la Borriquita. Y desde aquí rompe una lanza por las otras cuatro mujeres cargadoras que han abierto camino en San Fernando a que las mujeres puedan -si físicamente pueden- sentir el alma bajo la mismísima Virgen.
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