La Victoria es uno de los establecimientos centenarios de La Isla. Fundada hace 110 años por Rafael del Águila, un cañaílla que residió en Cuba y retornó a San Fernando con el propósito de inaugurar una confitería, inspirado en su experiencia en otros obradores antes de embarcarse hacia tierras caribeñas.
Esta pastelería, que este año celebra su 110 aniversario, es reconocida por sus dulces y las tartas de merengue. Sin embargo, su producto estrella está estrechamente ligado a la época actual: los roscos de Semana Santa.
La magia de estos roscos, elaborados artesanalmente y renombrados a nivel nacional, reside en que la receta se ha mantenido inalterada desde los primeros días de la pastelería. Este tradicional dulce de la Semana Santa isleña contiene ingredientes como azúcar, leche, huevo y harina, pero lo que le confiere su sabor inconfundible es el toque de clavo.
Anteriormente, solían prepararse después de Reyes durante la Cuaresma, pero desde la pandemia, se venden durante todo el año. No obstante, es en la Semana Santa cuando alcanzan su mayor demanda. ¿Qué sería de la Alameda sin esas largas colas que se forman para adquirirlos?
La Pastelería La Victoria trasciende la mera condición de comercio, convirtiéndose en toda una institución. Es por eso que desde hace 28 años otorgan el prestigioso Rosco de Oro, una distinción que se concede a cofrades de San Fernando.
