Sus Majestades de Oriente llegaron a San Fernando con ganas de repartir ilusión y alegría a todos los niños isleños; y lo consiguieron... Miles de cañaíllas, a pesar del frío y el incómodo viento de norte, se lanzaron a las calles para ver la Cabalgata de Reyes y toda la programación del día más especial y bonito de todo el año.
La jornada comenzó a las 11.00 horas. Sus Majestades vinieron desde Oriente en el helicóptero del Cuerpo Nacional de Policía, y aterrizaron en el Estadio Iberoamericano ante la atenta mirada de miles de personas, que llenaron el estadio para presenciar de primera mano su llegada.
¡La Play Station 5! ¡La camiseta de Bellingham! ¡La Barbie!, les pedían los culpables de la magia de este día desde las gradas a los Reyes en su recibimiento a La Isla. “Mis pajes reales, que son espías, os han estado vigilando muy de cerca todo el año. Me han dicho que todos os habéis portado muy bien, por eso os van a traer muchos regalos”, adelantaba el Rey Baltasar, al que muchos chiquillos pudieron abrazarle y echarse fotos con él en el mismo estadio, aunque no lo tuvieran permitido. Pese a que desde la megafonía pidieron no saltarse el cordón de seguridad, surtió poco efecto.
Acto seguido, los Reyes Magos se subieron al autobús descapotable y recorrieron todos los barrios de San Fernando, realizando una parada estratégica y especial en el Hospital de San Carlos. Después de su pausa, se dirigieron a la Cabalgata de la Ilusión, que comenzó con un ligero retraso de veinte minutos con respecto a la hora programada, pero que no dejó escapar ni un solo detalle.
En esta ocasión, el Heraldo Real, que sí pudo recolectar las cartas de los niños durante la jornada matinal pero no pudo salir por la tarde debido a las condiciones meteorológicas el día anterior, logró acercarse y registrar los deseos de los más pequeños. Sin duda, la única pena de unas Navidades que han transcurrido de manera excepcional en La Isla.
Esta cabalgata dejó patente la preferencia y el Rey Mago favorito en San Fernando. El séquito de ayudantes más grande fue el de Baltasar, que tuvo que arroparse de una gran corte para poder solventar todos los regalos.
Pasacalles, motocicletas y coches de la Policía y Protección Civil encabezaron la comitiva. Coches antiguos y acompañamiento musical fueron delante del Autobús Real. A continuación, la primera de las once nuevas carrozas escenificó un belén bajo el título Portal de Belén. Le siguó la encargada de guiar a Sus Majestades. Los bailarines y bailarinas de la escuela en valores a través de la danza Dance to Feel fueron delante del Trineo de Sven, personaje de la saga Frozen de la factoría de Disney. El pasacalles musical de los Sones de Cádiz puso la música alegre a las carrozas del muñeco de nieve Olaf, la de los traviesos duendes navideños, al voluntariado de la Asociación Reyes Magos y al Heraldo Real.
Entre las novedades de la cabalgata estuvo el carácter integrador. Durante un tramo fue un espacio libre de ruidos para que los niños con TEA pudieran disfrutar de ella. Además, niños de Upace fueron partícipes de las carrozas.
Cerraron la comitiva las carrozas de los Reyes Magos, inspiradas en la iconografía nórdica navideña y los palacios imperiales con tronos que simulaban a regias escalinatas. Después de lanzar más de 14 tonelades de caramelos, los Reyes Magos llegaron a la plaza del Rey, donde fueron recibidos por la alcaldesa, Patricia Cavada, y tuvieron unas palabras al público que abarrotó la céntrica plaza.
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