Cuando descorches un vino piensa bien lo que haces con el tapón… Manuel Carrillo Bey empezó hace “un año y pico” a recrear edificios emblemáticos de nuestra zona y de otras partes del mundo con tapones de corcho. Durante la entrevista que mantenemos con él, nos muestra ilusionado con una sonrisa de oreja a oreja las maravillas que ha realizado. Navegar a las orillas del Siena con un barco vikingo y ver la Torre Eiffel; pasear por Pisa y darte de bruces con su Torre – con su respectiva inclinación; y transportarte de la Plaza del Rey a la Catedral de Cádiz sin necesidad de tranvía metropolitano, está al alcance de tu imaginación en la exposición que este cerrajero retirado ha preparado para la entrevista.
Manuel -cumplirá 80 años el mes que viene- no nos recibe solo. Nuestra cita ha creado expectación entre su familia, que se congrega para arroparle ante la visita de los focos. “Nos gusta mucho que se entretenga de esta manera. Se lo pasa estupendamente” -nos confiesa uno de sus ocho hijos. Al escuchar la afirmación de su descendiente, replica riendo: "Antes que estar en el bar, pues me pongo con mis manualidades".
"Antes que ir al bar me pongo con mis corchos"
Lleva toda la vida haciendo manualidades y dedicándose a la construcción, aunque todo este nuevo periplo empezó en cuarentena con bastones de madera que ha ido regalando a concuñados, amigos y familiares. Tras los bastones llegó su primer barco; de ahí a la Torre Eiffel, su primera gran obra; seguidamente empezó a recolectar tapones; y el resto es historia. Manuel no tiene intención de parar y nos cuenta varios de sus siguientes objetivos, que no serán relevados por privacidad.
El único enemigo que tiene Carrillo a la hora de construir es la falta de material. "Los parones que tengo se dan porque no tengo recursos. Hay bares que son muy considerados y me dan los tapones antes de tirarlos, pero no es suficiente en muchas ocasiones", nos cuenta Manuel. Antes de deshacerte de los tapones de corcho piensa en donárselo para que pueda seguir construyendo las pequeñas obras de ingeniería hechas con tapones de corcho y complementadas con madera en caso de que sean necesarias para la estructura.
"Paro de construir cuando no tengo recursos"
La rutina de este manitas es sencilla. Si el nieto que vive arriba de su taller está dormido, espera a una hora prudente para desenfundar su escofina y lijar los corchos que hayan en su saca. En ese rinconcito tan acogedor se pasa horas y horas limando hasta la entrada de la noche - respetando la siesta de sus vecinos, por supuesto. "Estoy la mar de ocupado aquí. Cuanto más difícil es el proyecto más me gusta, porque más laborioso es todo y más quebraderos me da; me estimula la dificultad", explica este entrañable jubilado.
"Vendería el Ayuntamiento a 1.500 euros"
Manuel tardó siete meses en replicar la fachada del Ayuntamiento y un poco más en construir la Catedral de Cádiz: las dos obras que más esfuerzo le han supuesto. Aunque a día de hoy se está fraguando otra muy especial: la Iglesia Mayor. "Creo que será una de mis favoritas", dice ufano. Aunque no se dedica únicamente a estos mega proyectos; las pequeñas figuras le suele conllevar desde horas a días.
Su familia nos hace un anticipo de lo que se está cociendo: en breves, sus obras se expondrán en un enclave típico de San Fernando, para el disfrute y goce de todo el que quiera ver los minuciosos detalles desde cerca. Sus obras tienen precio, no obstante, aún no ha sacado rédito económico de ellas. De hecho, este hobby le cuesta dinero, ya que el pegamento no es gratis... "El que se quiera llevar algo pues lo puede comprar. Vendería el Ayuntamiento a 1.500 euros", tasa el artesano.
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