El pasado jueves 8 de septiembre, el equipo de cirugía pediátrica del Duke Health Hospital, Duke University School of Medicine en Durham (North Caroline, EE.UU.), dirigido por el Dr. Joseph W. Turek, ha anunciado que han llevado a cabo, por primera vez en el mundo, un trasplante de corazón parcial en Owen Monroe, un bebé de 2,2 kg de peso que nació con una cardiopatía compleja, con insuficiencia cardiaca en estado clínico terminal. Esta delicada operación, de 8 horas de duración, representa un éxito médico sin precedentes.
El recién nacido fue diagnosticado de una malformación congénita grave, llamada tronco arterioso persistente -truncus arteriosus- con regurgitación severa, que causaba una insuficiencia cardiaca terminal, augurándose su fallecimiento en pocas horas. Esta situación crítica motivó que el Dr. Turek, de acuerdo con la familia del pequeño, asumiera el elevado riesgo de la operación, consistente en un novedoso trasplante cardiaco parcial.
En el corazón normal, la arteria aorta se origina del ventrículo izquierdo distribuyendo la sangre oxigenada por todo el cuerpo y regresa al corazón desoxigenada; tras pasar por el corazón derecho y la arteria pulmonar llega a los pulmones donde elimina el anhídrido carbónico y vuelve a recargarse del imprescindible oxígeno, para volver al lado izquierdo del corazón y la aorta.
El tronco arterioso es una cardiopatía poco frecuente, ya que representa algo menos del 1% de las cardiopatías congénitas. Se caracteriza por la existencia de un tronco arterial único que parte de los dos ventrículos cardiacos, ramificándose para dar origen a la aorta y arteria pulmonar. En el recién nacido produce una insuficiencia cardiaca grave, con altísima mortalidad en los primeros meses de vida, precisando de la cirugía correctora para asegurar la supervivencia. Esta delicada operación es realizada por equipos de cirugía pediátrica con amplia experiencia, consistente en la implantación de homoinjertos aórtico y arteria pulmonar, procedentes de cadáveres humanos, habitualmente tratados por un laboratorio especializado.
Al tratarse de injertos de cadáver “con células muertas” el tejido arterial y las válvulas aórtica y pulmonar no pueden crecer a medida que el paciente va desarrollándose, por lo que estas válvulas resultan pequeñas en pocos meses, restringiendo el flujo sanguíneo necesario para un cuerpo pequeño, pero de rápido crecimiento. Estos niños requieren de constantes controles postoperatorios y varias operaciones a corazón abierto para el necesario recambio de los homoinjertos restrictivos, a medida que van desarrollándose.
La reconstrucción de esta compleja cardiopatía congénita con tejidos viables -trasplante cardiaco parcial- permite que los homoinjertos valvulados de aorta y arteria pulmonar vayan aumentando de tamaño a medida que el niño crece, algo imposible cuando se trata de tejidos preparados químicamente -homoinjertos-.
Esta novedosa operación, anunciada esta semana, fue realizada el pasado 22 de abril, y el bebé tuvo un curso postoperatorio muy satisfactorio, sin complicaciones. Actualmente, el pequeño tiene 4,5 meses, disfrutando del cariño de su familia en casa, donde juega, come y ríe, como cualquier niño de su edad.
“Esta nueva técnica resuelve el problema del crecimiento de la válvula trasplantada. Si podemos eliminar la necesidad de múltiples cirugías a corazón abierto cada vez que un niño supera en crecimiento a la válvula vieja, podríamos estar extendiendo la vida de ese niño potencialmente por décadas o más”, dice el cirujano Dr. Turek.
“Lo que hace particularmente remarcable a esta técnica operatoria no es solo su innovación para prolongar la vida de estos niños, sino que hace utilizable a los corazones donantes que no pueden servir para un trasplante convencional por tener el miocardio débil, aunque sus válvulas completamente normales”, comenta el Dr. Michael Carboni, cardiólogo del departamento de pediatría, que trata actualmente al pequeño Owen.
“La esperanza de nuestra familia es que este éxito conseguido con la operación de Owen cambie el camino de la donación y el trasplante cardiaco, no solo para los bebés con graves cardiopatías congénitas, sino para todos los pacientes”, dice Nick Monroe, padre del bebé operado.
“La necesidad es la madre de la inventiva” - Anónimo
(*)José Manuel Revuelta
Catedrático de Cirugía. Profesor Emérito de la Universidad de Cantabria
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