Los bancos del Gobierno estaban vacíos. Ni el presidente, ni los consejeros fueron testigos del debate de la proposición no de ley con la que el Parlamento andaluz reprobó a la ministra de Hacienda, la andaluza María Jesús Montero. La jefa de la oposición y secretaria general del PSOE estaba también sorprendentemente ausente cuando debía haber liderado el rechazo de su grupo ante un ataque tan desmedido no sólo a una compañera y ministra de su ahora amigo Pedro Sánchez, sino a su ex consejera de Hacienda. Tan lamentables fueron las ausencias, como lo que allí se vio y oyó. Ojalá este debate, que duró una hora exacta, pudiera borrarse de la videoteca y del libro de sesiones del Parlamento.
Lo único que merece recordarse es la intervención de la “aburrida” Inmaculada Nieto -así se definió en su estreno como portavoz de IU en Adelante Andalucía para anunciar que sus armas serían el argumento y el respeto frente a la descalificación y el insulto-. En poquísimo tiempo, Nieto se ha erigido en una digna sucesora parlamentaria de Antonio Maíllo y en una de las mejores oradoras de la cámara. De hecho, ha logrado, sin necesidad de pedirlo, que el hemiciclo guarde silencio y compostura cuando interviene.
Un ejemplo de su elogiable proceder fueron los nueve minutos que empleó para reprochar la manera de hacer política de Ciudadanos, impulsor de la reprobación. Rescato algunas frases que deberían inocular la mayoría de diputados-as: “La política de decisiones desafortunadas que se ha practicado en Madrid, con PP y PSOE, ha hecho mucho daño a Andalucía (…) pero personalizar los errores no se adecua con las políticas desacertadas (…) ¿Qué reprobación merecería entonces Ciudadanos por apoyar en Madrid y en Andalucía medidas lesivas con nuestra tierra? (…) Andalucía necesita seriedad en la política y la reflexión sobre si el sistema es fallido no la vamos a hacer sobre la base de reprobaciones personales. Esto no va de buenos o de malos, sino de las políticas buenas o malas”.
Poco más que añadir para desacreditar la reprobación de Montero por “bloquear” las entregas a cuenta, cuyo pago, por cierto, aprobó al día siguiente el consejo de ministros. Que sea la primera ministra-o reprobada por el Parlamento andaluz es grotesco porque, aunque creo que la estrategia del Gobierno de Pedro Sánchez en este negociado ha sido errática y torpe, el dinero llegará a Andalucía y necesitaría otra columna para enumerar los ataques, injusticias y ninguneos que desde Moncloa ha sufrido nuestra comunidad en su historia autonómica sin que se haya reprobado a nadie. Así que, más allá de lo que aprobó el Parlamento, creo realmente que sus señorías del PP, Cs y Vox se reprobaron a sí mismos.
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