El Tren de Sòller

El Valle de los Naranjos acoge una ciudad un mítico tren que acaba de cumplir cien años y que sigue comunicando con Palma

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  • Tren de Sòller. -

 

Un lugar como Mallorca, con 3,500 Km2 y una orografía variada en la que hay cabida hasta para un cordillera como la Serra de Tramuntana, da a la isla una diversidad cultural e histórica impresionante, casi única. El valle de Sòller, el valle de los Naranjos, en el corazón de la montaña mallorquina, ha estado históricamente aislado, por motivos geográficos, del resto de la isla. Baste anotar que no fue hasta agosto de 1847 cuando Sòller quedó unido a la ciudad de Palma mediante una carretera de montaña, que con 64 curvas, permitía el transporte en vehículos de tracción animal. El trayecto Sòller-Palma, hasta ese momento… ¡sólo se podía hacer en barco! El puerto de Sòller, a 178 km por mar de la península, estaba hace más de un siglo, más unido a las ciudades francesas de Séte y Marsella gracias al comercio marítimo de naranjas. Es por ello que el visitante, en la ciudad de Sòller, y hasta en la variante local del mallorquín hablado, encontrará reflejos de la cultura francesa. 
 
El 30 de julio de 1905 es un día importante en la historia de Sòller ya que en el Teatro de la Defensora Sollerense, se constituyó la Sociedad del Ferrocarril Palma-Sòller. Con un capital social de 700.000 duros repartido en siete mil acciones de 500 pesetas y el hecho de que se permitiera el pago en ocho plazos junto a la enorme implicación social, hizo que numerosos ciudadanos participasen en la sociedad ferroviaria con la adquisición de una única acción. El 16 de abril de 1912 se inaugura oficialmente el servicio de tren entre Palma y Sòller, tras la suspensión, siete días antes, del servicio de diligencias cuyos empleados fueron reubicados en el servicio ferroviario. Con un ancho de 0,914 y un recorrido de 27,3 km, Jerónimo Estades Llabrés, auténtico artífice del proyecto, inauguró una línea de tren que a día de hoy, sigue existiendo y funcionando como en sus orígenes. 
 
En la Plaza España de Palma, encontrará la estación de esta maravillosa línea de tren que le transportará a los inicios del siglo XX. La estación, construída en un estilo sobrio y clásico, sigue la línea de las estaciones de finales del XIX aunque con elegantes marquesinas y persianas mallorquinas en puertas y ventanas como toque de personalidad propia. Las unidades de tren se mantienen fieles al proyecto de Estades, en madera y con los interiores perfectamente conservados. En un recorrido de aproximadamente una hora con inicio en el centro de Palma, se llega tras unos kilómetros a la estación de Bunyola, primer punto de contacto con la Sierra de Tramuntana. Tras un tramo en el que abundan los almendros, y cuyo espectáculo invernal con el almendro en flor asemeja el paisaje a un campo blanco de nieve, se entra en el Túnel Mayor, que con 2,876 m de recorrido, precede al Viaducto de los Cinco Puentes y al Mirador d’en Banya, donde el maquinista se detiene para que el pasaje pueda bajar a contemplar una excelente vista de Sòller. El trayecto finaliza, en pleno valle donde prácticamente no verá otros árboles que naranjos y limoneros, en la estación de Sòller, construída sobre una antigua casa solariega mallorquina de 1616 de tres plantas, que quizás sea la estación de tren más antigua del mundo. Resulta muy interesante el museo que ocupa buena parte de sus estancias. 
 
Los asientos, las ventanas, la ilumnicación, las puertas, la decoración… todo, absolutamente todo, se mantiene y se conserva intacto. Viajar en este tren no sólo permite recorrer la distancia que hay entre Palma y Sòller. Viajar en este tren le permitirá soñar, viajar en el tiempo y desde luego, pasar un día inolvidable. Si lo hace en sábado por la mañana, encontrará Sòller en plena ebullición gracias a su mercado. Las calles, llenas de paradas y gente, disfrutan de una animación vibrante. No deje de pasear por las calles del centro de Sòller ni tampoco se olvide visitar la iglesia de Sant Bertomeu. Le sorprenderá el hecho de que el primer bloque de bancos tiene respaldo mientras que el segundo bloque se compone de banquetas sin respaldo y mucho más vetustas. 
 
Pero el viaje no se detiene en Sòller ya que la magia continúa con un último tramo de 4,9 km hasta el Port de Sòller en el tranvía, también de época y donde hasta los revisores siguen vistiendo como en los orígenes. En el puerto, y en la antigua estación, el restaurante Mar y Sol le ofrece un excelente almuerzo gracias a una cocina que funciona desde mayo de 1929. El viaje se puede completar con una extensión en barco hasta el impresionante Torrente de Pareis. 
 
Hay empresarios/as que arriesgan su capital con un objetivo comercial. A quien dirige el Tren de Sòller, tenemos que agradecerle que mantenga con vida, día a día, la oportunidad de poder viajar en el tiempo hasta 1912. Si viene a Mallorca, reserve un día para hacer esta excursión, especialmente, hágalo en sábado.

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