"No se puede combatir a la derecha de verdad con una izquierda de mentira”, espetó Antonio Rodrigo Torrijos. Asintió Amparo Rubiales: “Así nos va”. Y argumentó Torrijos: “La identidad de los grandes problemas de la ciudadanía, como son la vivienda, la calidad de vida, los transportes, la educación… quien los está identificando es la extrema derecha ante una izquierda que está siendo pacata, pusilánime y cortita en identificar esos problemas… anda con los problemas internos de los partidos y no ofrece respuestas a la gente que quiere vivir en paz y con derechos. Y, sin embargo, la extrema derecha ha identificado esos problemas de manera cínica, hipócrita y falsa engañando a la ciudadanía, pero se está llevando el voto”. Transcribo un interesante pasaje de la última entrega de la Tertulia de Sabios-a en 7 Tv Andalucía dedicada a analizar los resultados de las Elecciones Europeas.
No hay mejor lectura, a mi juicio, de lo que está ocurriendo ante el crecimiento de la extrema derecha de Vox y la irrupción impresentable de Alvise(por cierto, clonaría 300 Rubén Sánchez para acabar con estos indeseables), en sintonía con lo que semanas atrás dijo el coordinador federal de IU, Antonio Maíllo, reclamando humildad a los dirigentes porque “las personas están de paso y lo importante es la función que desempeñen en favor de la mejora de vida del pueblo”. Así las cosas, celebro el diagnóstico, creo que francamente certero, de la izquierda a la izquierda del PSOE. Esperemos que tengan más acierto que en el pasado al armar una respuesta que le congracie de nuevo con un electorado progresista huérfano de formaciones políticas con las que identificarse.
Y si IU -que va a ser cardinal, esta vez sí, en la nueva argamasa de la unidad necesaria de la izquierda alternativa y transformadora- ya ha recorrido un importante caminoal leer los resultados, el PSOE andaluz sigue a por pipas. Sin ningún análisis autocrítico, todo lo reduce a sacar el lado ventajista de los datos desde el ángulo más inesperado, como la solidez del suelo electoral, por parte de una ejecutiva regional respaldada por secretarios provinciales sabedores de que Juan Espadas no es el único responsable y que si cae el secretario general caerá la mayoría de ellos también. En definitiva, el PSOE sigue ensimismado en su ombliguismo, con voces críticas a las que se emplaza a los congresos cuando toquen. Por tanto, hemos pasado del oso hibernando que era el PSOE cuando gobernaba hasta que había elecciones -gran lectura de Gómez de Celis- a un PSOE que es un oso que hiberna siempre porque no quiere abrir los ojos ante la realidad.