Pasaron las 21:00 en el auditorio municipal 'Alcalde Felipe Benítez' con sus más de 350 localidades ocupadas, cuando las luces perdieron fuerza hasta alcanzar la oscuridad con una luz tenue en el escenario. Un escenario que recogía la escenografía de 'Espírtu' con un ventanal, varias cajas de mudanza, una silla, una mesa y una mesita de noche.
Una humareda empezó a hacer acto de presencia al son de una música perturbadora e inquietante hasta que una voz irrumpió en el leve murmullo de las butacas. Aquella voz parecía proceder del más allá para ofrecer una serie de indicaciones hasta que el silencio retornó por unos instantes para un estruendo sonar y arrancar las primeras carcajadas del público.
Fue entonces cuando Santi Rodríguez, algo pálido y ropa de andar por casa, aparecía en el escenario del auditorio. El afamado cómico arrancó un monólogo en el que se le notaba bastante preocupado y alterado. Su acelerado ritmo se debía a un asunto de vital importancia, quizás a dos, que puede incomodar a cualquier: una carta que hacía indicar de que estaba muerto (como si esas cosas se pudiesen notificar de esa manera) y una mudanza. Incluso, el segundo punto lo tenía más preocupado...
'Espíritu' teje su comedia en un protagonista muerto pero sin estar en "el más allá", estando atrapado en el limbo. Santi Rodríguez sigue en su piso de siempre, pero ya no es suyo físicamente, sino que comparte esos pocos metros cuadrados con una familia de lo más odiosa. El afamado cómico toma una gran cantidad de referencias televisivas y cinematográficas, propias de la industria estadounidense, para elaborar 'gags' que dejaron al público con una sonrisa permanente en su rostro y con un pensamiento: "es verdad".
Partió de la confusión de ser un fantasma primerizo, con sus pros y contras, así como el tedio que supone mudarse más la complejidad de compartir apartamento con una familia actual con sus diferentes roles y personalidades. Santi Rodríguez se mantuvo en un constante baile con elementos tradicionales relacionados con lo fantasmagórico con la vigente actualidad, dejando constantes golpes de humor que provocaron varias interrupciones para aplaudirle.
Este teatro individualista, porque Santi no es el único personaje en el escenario, tuvo uno de sus momentos álgidos al mantener un contacto directo con el público. Santi pretendía iniciar una conversación mundana para hacer al espectador partícipe de la obra. Sin embargo, el propio cómico no esperaba que estos diálogos dejarían varios momentos hilarantes que dotaron de mayor calidad al espectáculo. Una demostración, más tarde, de saber incluir elementos recientes en tu monólogo como fue el caso de la niña de la curva y Manolo.
Aunque, no todo fueron risas en esta hora y media de teatro, Santi Rodríguez se reservaría el final de su monólogo para dejarnos un claro alegato en pro de vivir, en evitar el permanente miedo que nos frena a los vivos porque cuando queramos darnos cuenta será demasiado tarde. 'Espíritu' combinó una historia cómica con una de las cuestiones existenciales más antiguas del ser humano "¿qué hay después de la muerte?" con la actualidad (reggaetón, familias españolas con nombres ingleses, lo complejo de una mudanza...) para cerrar con un discurso que se convirtió en una invitación a vivir la vida en "el más acá".
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