Mi artículo de opinión de hoy se lo quiero dedicar a quienes están padeciendo un Daño Cerebral Adquirido , es decir, esa lesión repentina en el cerebro y que se caracteriza por su aparición brusca y por las importantes y variadas secuelas que presenta según el área del cerebro lesionada y la gravedad del daño. Se trata de anomalías en la percepción, alteraciones físicas, cognitivas y emocionales.
Este es un asunto del que no podemos estar ajenos en tanto que en cualquier momento y, sin avisarnos, puede tocarnos la dura realidad de padecer esta lesión. Así, la principal causa de daño cerebral es el ictus, seguida de los traumatismos craneoencefálicos y enfermedades como las anoxias, los tumores cerebrales o las infecciones.
Se trata, por tanto, de cuestiones ajenas a la voluntad de quienes lo padecen y que nos lleva a pensar que en cualquier momento nos puede cambiar la vida por un ictus o un accidente de tráfico.
A esos luchadores va dedicado este artículo de opinión de hoy. A quienes han tenido la mala suerte de tener ese duro palo que a veces nos da la vida.
Pero también este artículo va dedicado a las asociaciones que prestan su labor a atender las necesidades de este colectivo y a reclamar mejoras desde un punto de vista de las políticas públicas con el fin de asumir la reivindicación de este colectivo de personas con discapacidad.
Se ha avanzado mucho gracias a estas asociaciones, a su gestión ante las distintas Administraciones Públicas. Por eso, cabe agradecerles esa labor en beneficio de la sociedad.
Pero también son luchadores los familiares de quienes padecen un Daño Cerebral Adquirido. A ellos van dedicado especialmente este artículo. A quienes apoyan a su padre, hermano, hijo, etc. en circunstancias tremendamente complicadas.
Cuando se produce un daño cerebral adquirido se generan grandes cambios en la vida de la persona afectada. Se produce un estrés en la familia que lo padece hasta el punto de que no se hable tanto de personas con DCA sino de familias con DCA. Son los auténticos héroes que ayudan y colaboran a diario.
Por todo ello, estos cuidadores familiares en la mayoría de los casos deben gozar del máximo apoyo y la máxima garantía de respuesta por parte del conjunto de Administraciones Públicas con competencias en las materias que les puedan afectar.
Ahora con el COVID-19 nos encontramos con una situación muchos más complicada para todos ellos. A la lucha contra este Daño Cerebral se une la necesidad de cuidado y precaución a modo de prevención para evitar que pueda costarle la vida a quien se contagie.
No sabemos si nos tocará. No sabemos si algún tendremos ser afectado o familiar de afectado. Por eso, debemos apoyar y colaborar con las entidades de defensa de los derechos de estos ciudadanos.
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