Sevillaland

Orgullo

Es posible, bastante posible, que el Corpus Christi perdura muchos siglos más que su conmemoración casi simultánea: el día del Orgullo Gay...

Publicado: 30/06/2019 ·
22:21
· Actualizado: 30/06/2019 · 22:22
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Autor

Jorge Molina

Jorge Molina es periodista, escritor y guionista. Dirige el programa de radio sobre fútbol y cultura Pase de Página

Sevillaland

Una mirada a la fuerza sarcástica sobre lo que cualquier día ofrece Sevilla en las calles, es decir, en su alma

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Es posible, bastante posible, que el Corpus Christi perdura muchos siglos más que su conmemoración casi simultánea: el día del Orgullo Gay. Celebraciones ambas, por cierto, que comparten una alta dosis de corporalidad. Y que la jornada desapareciese sería una magnífica noticia, pues implicaría que las relaciones humanas adultas y consentidas se ven, en ese futuro que usted y yo no viviremos, por completo indiferentes sean cuales sean sus partenaires.
Mientras que llega tan civilizado hito, no está de más recordar aquellos en los cuales se ha vivido en Sevillaland (como en otras ciudades de España cuando se ponen ‘profundas’) sonoras escandaleras, de las llamadas ‘Exposición de fotos en la Avenida con besos entre hombres’, o ‘Cartel de Navidad de la acera de enfrente’.

El día del Orgullo Gay viene acompañado de una estética y una forma de proceder ordinaria, incluso pelín zafia, con toda intención. Mi amiga Elena me argumentaba, hasta convencerme, de que miles de personas mezclando hedonismo, lujuria, provocación y carne torneada a la vista, supone una forma de protesta tan rotunda como una huelga de hambre o una manifa trufada de pareados sindicalistas, siempre de escaso talento.

Esa marcha colorista y con final desenfrenado va abriendo camino como un rompehielos, entre crujidos (de dientes) y sin pausa. Hubo un tiempo en que se consideraba ofensivo que pasaran delante de la Catedral. Pero hasta el nuevo Papa está a un tris de hacer trizas a más de un tridentino cuando, como con los divorciados, exima de pecado sexual a los y las homos.

Justo en estos días se han producido elecciones en varias corporaciones religiosas locales, las hermandades. Es obvio que en ese varonil mundillo hay homosexuales, incluso algunos consideran que en un porcentaje por encima de la media; no lo sé, no existe estadística fiable. Pues igual que cayó el techo de cristal tallado que impedía a las mujeres ser personas normales en las hermandades, llegará que los/las homosexuales puedan, además de poner flores, integrarse en las Juntas de Gobierno. Probablemente no por impulso de los propios hermanos, sino -como el el caso femenino- del poder eclesial.

Y, a todo esto, Sevillaland está empapelada con alguien que nos mira con un gesto entre retador y cariñoso. Alguien que con sólo asomarse genera una corriente de electricidad -alterna o continua, depende de cada cual- en el espinazo. Me refiero al cartel anunciando el concierto de Falete. Esa foto dice mucho sin palabras.

Feliz verano. 

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