Absit Invidia

Merkel debe escuchar a Maíllo

Debemos reflexionar sobre la brutal presión a la que sometemos a ciertos profesionales en puestos de extraordinaria responsabilidad.

Publicado: 21/06/2019 ·
09:16
· Actualizado: 21/06/2019 · 09:16
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Autor

Pedro García Vázquez

Pedro García es periodista. Director de Informativos de 7 Televisión y Publicaciones del Sur

Absit Invidia

Con la esperanza de ser entendido por lo que pone, y por lo que no. Eso sí, sin ánimo de ofender ni en castellano, ni en latín

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El profesor Maíllo, al que todos hemos alabado (eso sí) una vez que ha abandonado la primera línea de lo público, nos ofreció una nueva lección en su despedida diciendo: “el estrés de la política es incompatible con la calidad de vida”. Él, que ya había tenido un aviso, ha preferido ganar felicidad antes que elecciones, compartir momentos mejor que mítines. Y nos ha sorprendido a todos por la decisión, y sus poderosos argumentos. Hete aquí que esta semana hemos podido ver una estremecedora imagen, la canciller de hierro, la todopoderosa Merkel, con temblores incompatibles con la calidad de vida mientras escuchaba el himno alemán junto al presidente de Ucrania. Ella misma explicó que ese mal rato fue fruto de la "deshidratación". Más allá de la política pero siguiendo en el terreno de lo público hemos tenido otro ejemplo esta semana en el ámbito judicial: la jueza María Núñez Bolaños, instructora de innumerables expedientes, macrocausas, piezas separadas, y yo no sé qué más, se ha dado de baja esta semana, probablemente fruto de la extraordinaria presión que ha soportado durante los últimos meses. Su predecesora Mercedes Alaya también tuvo que dejar la instrucción del caso de los ERE durante seis meses al debilitarse su salud. Hay compañeros periodistas más cualificados que un servidor para juzgar al juez, pero es evidente que tanto Núñez Bolaños como Alaya han sufrido una presión incompatible con la calidad de vida que nos apuntaba el maestro Maíllo. Y así podríamos poner unos cuantos ejemplos que nos lleven a participar de la reflexión del comunista docente en humanidades con plaza en Aracena. No quisiera estar, por ejemplo, en el pellejo del magistrado de la Sala Primera de la Audiencia de Sevilla, Juan Antonio Calle Peña, que juzgó a 21 ex altos cargos de la Junta de Andalucía, y que estará redactando (se supone) la sentencia de la macrocausa sabiendo de antemano que será criticado y de qué manera, aunque acierte. Son casos que nos deben servir para reflexionar sobre la brutal presión a la que sometemos a ciertos profesionales, cuya única culpa es gestionar el dinero público en puestos de extraordinaria responsabilidad. Por cierto, dejemos tranquilo a Juande, como se debiera haber dejado tranquilo a Joaquín durante años. Me lo van a permitir. Ea.

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