Les pido que reflexionen sobre el mensaje de este pasodoble escrito por el autor Juan Carlos Aragón para su chirigota Los Yesterday en 1999: “Aunque diga Blas Infante: ‘andaluces levantaos’, perdón que no me levante, pero estoy mejor sentao. Bueno voy a poner de pie, voy a dejar de tonterías. Venga una dos y tres, ¡qué bonita Andalucía! Vamos a ponernos serios que vamos a cantar el himno. Los andaluces queremos volver a ser lo que fuimos, lo que fuimos antiguamente, pobrecitos y vasallos, siervos de terratenientes y de chulos a caballo. Si este pueblo se disparata con la boda de un matavacas y la niña de una duquesa, si este pueblo se le arrodilla a una espada y a una mantilla este pueblo me da vergüenza. Menos rollos de verdes mares, de campiñas y de olivares que así luego nos luce el pelo. Castas, y luego ponen la serie de Emilio Aragón, pin, pon, con sus castas, y aparece en el más ínfimo escalón de su estrecha jerarquía el servilismo mamón de las marmotas de Andalucía”.
Con este pasodoble, Aragón obtuvo el galardón a la mejor letra dedicada a Andalucía en el concurso oficial de agrupaciones del Carnaval de Cádiz y con su repertorio completo se alzó con el primer premio en chirigotas. Con todo, este profesor de filosofía consiguió algo mucho más importante. Removió las conciencias y sedujo a varias generaciones de gaditanos y andaluces que reflexionamos como pocas veces sobre el pasado, presente y futuro de Andalucía con una carga de denuncia social y autocrítica formidables.
¡Cuánta verdad encierran sus mensajes!, pero me he quedado con el que apela a los andaluces a rebelarse contra un statu quo que nos situaba y nos sigue situando en el eslabón más ínfimo de la población y consideración españolas por culpa de los tópicos externos trasnochados y con intereses espurios y, también,por el fomento hiperbólico que de los estereotipos y de algunas señas de identidad hacemos los propios andaluces proyectando una sinécdoque de Andalucía siempre empobrecedora.
Nunca olvidaré lo que sentí cuando les vi actuar en directo en las semifinales en el Gran Teatro Falla. Estaba de pie en el patio de butacas junto con el periodista Alberto Grimaldi y los dos nos miramos y nos dijimos al unísono; ¡Pelotazo! No imaginábamos por entonces que aún hoy seguiríamos cantando sus letras hippies sobre la condición del ser humano, las guerras, las clases sociales, la compañera que debe buscar todo hombre, etc…
Pd. Siento no haber podido hacerle el favor que me pidió hace un par de años. Ojalá hubiese estado en mi mano ayudarle, pero no dependía de mí.
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