En román paladino

Puertas al campo… y al mar

El mar ya estaba allí cuando construyeron para ponerle límites forzados y antinaturales al mar

Publicado: 06/03/2018 ·
09:49
· Actualizado: 06/03/2018 · 09:49
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  • Destrozos en La Antilla. -
Autor

Rafael Román

Rafael Román es profesor universitario, miembro del PSOE, exconsejero de Cultura y expresidente de la Diputación de Cádiz

En román paladino

El autor aborda en su espacio todos los aspectos de la actualidad política tanto de España, Andalucía y la provincia de Cádiz.

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Se dice la expresión  como si fuera imposible ponerles puertas al campo. La Real Academia lo explica bien: “Frase coloquial usada para dar a entender la imposibilidad de poner límites a lo que no los admite”.Pero claro que se le ponen. No hay más que salir al campo y ver como salvo escasos caminos públicos –a los que muchos propietarios desaprensivos y ladrones de espacios públicos también quieren quedárselos- el campo está lleno de vallas y de puertas. Los “prohibido el paso”, “coto de caza” “perro peligroso”que van acompañados por la proliferación de puertas, vallados y cadenas.

Las organizaciones ecologistas han denunciado reiteradamente cómo algunos desalmados  se  han apropiado de aquellos  caminos, carriles, vías pecuarias, sendas y veredas que les han convenido para su uso exclusivo. Existen innumerables denuncias de  las servidumbres de uso público  a cada lado de los cauces que han sido apropiadas ilegalmente y otras tantas tropelías.

El otro campo que ha querido ser privatizado ha sido la costa del mar. Es lo que el mar se ha cobrado por su cuenta sin pedir permiso en estos días. Las lamentaciones de los propietarios de chiringuitos a pie de playa, de los propietarios de casas, villas y  chalets en el mismo borde marítimo son naturalmente comprensibles pero hay una evidencia incontestable, el mar estaba antes. El mar ya estaba allí cuando se construyeron para ponerle límites forzados y antinaturales al mar.

Ecologistas en Acción lo ha denunciado y explicado bastante acertadamente en esta ocasión: “Los temporales de invierno son siempre erosivos, con pérdidas netas de arena, que eran compensados con la recuperación de arena que se aseguraba en los meses estivales; la ocupación indebida de arenales costeros ha roto esta dinámica reequilibradora”.

Los abusos quedan muchas veces sin castigo.  En esta ocasión, un ente irracional,  como las aguas del mar, está con la Constitución cuando dice: “Son bienes de dominio público estatal los que determine la ley y, en todo caso, la zona marítimo-terrestre, las playas, el mar territorial y los recursos naturales de la zona económica y la plataforma continental”.La Ley de Costas de 1988 lo desarrolló correctamente y la reforma de Rajoy de 2013 la desnaturalizó, aunque  afortunadamente sólo en parte.  En muchos lugares de Europa existen playas privadas, que aquí legalmente son imposibles. Es una suerte.

 

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