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Sevilla

Hoteles, bares y restaurantes crecen en el centro de Sevilla en detrimento del comercio

La tendencia es acorde con el incremento del turismo y de las actividades de ocio

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  • Mateos Gago. -

Se observa una nítida diferencia, con carácter general, en la evolución de los diferentes tipos de actividad en favor de las orientadas al turismo frente a las más vinculadas a la población local. Ésta es una de las conclusiones de un estudio realizados por profesores de la Universidad Hispalense sobre el comercio del Casco Antiguo de Sevilla entre los años 2010 y 2019, coincidiendo con el ‘boom’ del turismo en la capital de Andalucía.

‘De ferretería a gastrobar: análisis de la turistificación comercial en centros históricos’ es el título del estudio realizado por Andrea Ruiz Romera, Miguel García Martín, Arsenio Villar Lama y Alfonso Fernández Tabales, en el que diseccionan la evolución de la actividad comercial en el centro histórico de Sevilla durante el periodo de mayor crecimiento turístico de la ciudad (2010-2019).

Los profesores universitarios empiezan recordando una noticia muy significativa. En febrero de 2022, después de 80 años en activo, cerró la Calentería de la Alfalfa, un puesto de calentitos (churros) y chocolate en una plaza céntrica de Sevilla. Según su dueño, que heredó el negocio de su padre, "el aumento del alquiler y la turistificación han provocado el cierre". Y es que, según declaraba a los medios, había venido observando que la mayoría de sus antiguos clientes ya no vivían en el entorno, desaparecían como clientes y como vecinos: "Nos han quitado las ganas de Centro, ya todo está dirigido al turismo".

"El testimonio de este comerciante -puede leerse en el estudio- parece apuntar a una serie de fuerzas y agentes que «lo invitan» a marcharse a la periferia. El cierre de los establecimientos más veteranos suele provocar una sensación de frustración y melancolía, porque esos negocios -como hitos notorios del paisaje urbano- forman parte del recuerdo del habitante y lo conectan emocionalmente con su barrio y, si son lo suficientemente antiguos, con la ciudad de sus ascendientes. Los medios de comunicación, en este caso los sevillanos, quizá entre el chovinismo y la nostalgia, atienden notablemente al sector comercial y especialmente al auge, la transformación o el cierre de los negocios más emblemáticos".

Evolución de actividades en el centro.

El centro de la ciudad de Sevilla posee 12.879 establecimientos con actividad económica (2018), lo que supone un 23% del total municipal. Este elevado peso parece mantenerse estable en las dos últimas décadas. La supuesta acumulación de actividades en el centro, incluyendo las recreativas, gastronómicas y turísticas, no se ha materializado en un aumento en el número de establecimientos totales.

De hecho, según el estudio, en el periodo 2011-2018 se observa un ligero decrecimiento en este indicador de actividad económica (265 entidades menos, –2%), que contrasta con el avance provincial (+3%) y regional (+6%). El aparente declive del centro de Sevilla es más acusado que el del conjunto de los cinco centros históricos de referencia (–0,7%). La levedad de estas variaciones no significa que la geografía comercial haya permanecido inamovible, sino que los cambios (ganancias y pérdidas) hay que buscarlos temática (códigos o tipo de actividades) y espacialmente (secciones y calles). A partir de aquí, se desglosa una serie de ideas fuerza que explican dichas trasformaciones.

Las siguientes (A-H) se refieren al conjunto del centro histórico:

a) Si bien el Centro concentra la mayor parte de los establecimientos (23%) -cuando sólo aglutina una pequeña parte de la superficie (3%) y la población municipal (11%)-, este peso es, si cabe, mayor en determinadas actividades como Alojamiento (70,4%), Actividades artísticas y espectáculos (43,5%), Restauración (27,3%), las actividades técnicas, jurídicas, contables o inmobiliarias (25-30%) y Comercio al por menor (24,5%).

b) Entre 2011 y 2018 se produce un descenso leve en el número de establecimientos totales, pero una evolución dispar en función de unas actividades u otras. Aquellas que más descienden son las Actividades profesionales, científicas y técnicas, así como las Actividades creativas y artísticas. Estos decrecimientos se cifran en –39,1% y –16,3% en el centro de la ciudad, y son especialmente fuertes en comparación con el conjunto de Andalucía (–25,8% y –11,6%).

c) Por el contrario, se observa un aumento muy acusado en las actividades hosteleras (Alojamiento + Restauración). Crecen un 47%, mientras que en el municipio, la provincia o la región estos incrementos rondan el 16-19%. En el conjunto de los cinco centros históricos de referencia el aumento es del 39,2%.

d ) El conjunto de las actividades hosteleras representa un 12,5% del total de establecimientos en el centro de la ciudad en 2018, proporción casi idéntica al conjunto SGMCC (12,6%). En 2011 ese porcentaje era tan sólo del 8,3%. Los datos anteriores apuntan hacia una especialización temática de los centros urbanos enfocada en el ocio, el turismo y la gastronomía.

e) Dentro de la hostelería, el aumento en Alojamiento es del 103% (de 197 a 400), frente a un aumento igualmente significativo, pero no tan elevado, en el conjunto de los cinco centros históricos andaluces, que es del 89,7%. Aunque los aumentos son relativamente similares, hay que tener en cuenta que Sevilla parte de niveles muy superiores en el año inicial. Es decir, parte de una oferta alojativa que ya estaba de por sí muy consolidada.

f) Dentro de la hostelería, el aumento de la Restauración es de un 34,8% (de 894 a 1.205 entidades), frente a un incremento igualmente significativo, pero no tan elevado, en el conjunto de centros urbanos (29,7%). Nuevamente, hay que tener en cuenta que Sevilla parte de niveles muy superiores en 2011.

g) Con carácter general, se observa una nítida diferencia en la evolución de los diferentes tipos de actividad, en favor de las orientadas al turismo frente a las más vinculadas a la población local. Frente a los referidos incrementos de las hosteleras, se sitúan otras actividades claramente orientadas al residente que apenas crecen e incluso retroceden, como el comercio de Artículos para el hogar (1,0%) y las Actividades médicas y odontológicas(–15,4%).

En una situación intermedia, tenemos aquellas con moderada ligazón con el turista, como Supermercados y bazares (2,5%) o Alimentación en establecimientos especializados (4,7%), en parte utilizadas por el viajero de viviendas turísticas. También Ropa, calzado y otros en EE (11,5%), vinculadas ligeramente al segmento del turismo de compras. El patrón anterior es parecido en el conjunto de los centros de referencia, con cifras especialmente altas en Sevilla en la mayoría de los casos.

h) Como contrapunto a la idea anterior, se observa un incremento de la Peluquería y estética (41%), extensible a escala municipal y regional, pero especialmente acusado en el centro de Sevilla. También se observa que los anteriormente referidos Artículos para el hogar resisten en Sevilla (1%) a la caída generalizada en el resto de ámbitos espaciales: a escala regional (–1,6%), municipal (–6,2%) y en el conjunto de centros urbanos (–21,4%).

i) Sin embargo, si desglosamos el dato anterior en niveles más específicos, descubrimos que no existe tal resistencia. La mayoría de estos negocios retroceden o crecen tímidamente: ferreterías, pintura y vidrio (–44,0%), textiles (–30,0%), alfombras y moquetas (–8,1%), electrodomésticos (–3,3%) y muebles (4,1%). El agudo crecimiento de uno de ellos, el genérico Otros artículos de uso doméstico (409,1%), conduce al aparente equilibrio. Si descartamos este tipo, el número de establecimientos de Artículos para el hogar retrocedería considerablemente (–86 negocios; –22,3%).

Las ideas anteriores se refieren al conjunto del centro histórico. Las dos siguientes (j-k) toman como base las cuatro demarcaciones postales del centro y exploran posibles patrones particulares entre barrios. A priori, no existe una clara correlación entre las trasformaciones comerciales y las dos subdivisiones norte y sur del centro histórico. A partir de ahí, podríamos señalar que:

-Las actividades más próximas al turismo crecen con fuerza en los cuatro sectores, tanto el alojamiento (horquilla 54,2%-123,0%) como la restaura ción (21,7%-49,6%), a pesar de las elevadas cifras de partida, especialmente en el casco sur. Pueden hacerse dos puntualizaciones: el NE (41003: San Julián, Santa Catalina…) resiste mejor al masivo aterrizaje de alojamientos reglados, quizá por su menor carácter monumental y por la proliferación de viviendas de uso turístico; el SE (41004: en torno a Santa Cruz) registra menores incrementos en la restauración, pese a la inmediatez de los principales recursos monumentales y turísticos.

-Las dos actividades más ligadas al uso local experimentan una evolución desigual. Mientras que las Actividades médicas y odontológicas retroceden en las cuatro secciones de manera similar, los Artículos para el hogar presentan un patrón diferente. Descienden en el casco norte y aumentan levemente en el sur. Sin embargo, tras el análisis en detalle, se observa que la categoría genérica Otros artículos de uso doméstico volvería a desvirtuar los resultados. Si se descarta del análisis, se observa una caída generalizada, en torno al 20%, de estos negocios en todas y cada una de las
demarcaciones postales.

También se expone, a modo de contexto y contraste, la evolución comercial del resto del municipio. Las actividades ligadas a la hostelería crecen de manera importante (especialmente el Alojamiento), aunque lo hacen muy por debajo respecto al centro histórico. Las categorías intermedias, como las de Ropa, calzado y otros en EE (0,7%) y Alimentación en EE (–0,7%), presentan un comportamiento estable, a diferencia de los incrementos moderados del centro.

Finalmente, las actividades ligadas a la población local evolucionan en una tendencia similar al centro, pero con cifras más modestas: Peluquería y estética (23,0%) y Act. médicas y odontológicas (–5,4%). Por su parte, los Artículos para el hogar presentan un retroceso en todo el municipio (–8,4%).

CONCLUSIONES

La discusión de fondo que plantean los autores consiste en debatir hasta qué punto el turismo condiciona la evidente transformación del paisaje comercial de los centros históricos. Y dicen que parece evidente porque a la luz de los datos se observa, en el caso sevillano, una especialización temática, que en la literatura científica se ha precisado de distinta manera.

Subyace la idea de que la ciudad experimenta una simplificación y una reducción de sus complejas funciones urbanas, teniendo en cuenta que la diversidad social y funcional ha sido una de las características esenciales de la ciudad europea. Se trata de una zonificación monofuncional, que empuja a los centros históricos a una «desactivación como verdaderos espacios urbanos».

En el centro de Sevilla, determinadas actividades han experimentado un crecimiento muy significativo en un periodo de tiempo relativamente corto como es el comprendido entre 2011 y 2018. Estos incrementos son más acusados cuanto mayor es el vínculo con la actividad turística y se han producido a costa de una pérdida de otro tipo de establecimientos.

En ese intervalo de tiempo ha descendido muy levemente la oferta de establecimientos comerciales (en su conjunto se ha reducido un 2%), pero tras esta tendencia casi constante proliferan hoteles, bares y restaurantes, mientras que desaparecen ferreterías, tiendas de muebles y clínicas dentales. Todo ello sin contar con el vertiginoso aumento de las viviendas de uso turístico -alcanzó las 28.000 plazas en Sevilla en 2019.

El incremento de visitantes afecta a los negocios con alguna vocación turística, y viceversa, pero el descenso del comercio tradicional más orientado al residente no puede achacarse sin más a este fenómeno, según los autores del estudio. Destacan que en poco tiempo han cambiado los patrones de consumo, lo que tiene una traslación directa en el espacio de la ciudad, en la forma en la que el consumidor como tal interactúa con su territorio comercial.

Todo ello viene determinado por distintos fenómenos. Por un lado, el progresivo proceso de deslocalización y reconcentración de la actividad comercial en los cinturones periurbanos de las aglomeraciones urbanas -fenómeno encarnado en la sintomática figura de los centros comerciales o shopping malls- ha trastocado el tablero comercial de los centros históricos. Por más que sus inicios se remonten a varias décadas atrás, se trata de una dinámica que a día de hoy sigue condicionando los factores de localización de los establecimientos comerciales en los centros históricos.

Por otro lado, la más reciente irrupción del comercio electrónico y de sus grandes plataformas de consumo, con Amazon a la cabeza, ha supuesto una vuelta de tuerca más, al alterar necesariamente el statu quo del comercio físico, obligando a muchos minoristas a adaptarse a este nuevo formato de negocio. Y en una escala espacial más cercana, otras circunstancias, como el fin de la renta antigua para establecimientos comerciales desde 2014 o los distintos proyectos de reforma urbana en muchas ciudades españolas, caso de las peatonalizaciones, no han hecho más que reconfigurar el ya de por sí complejo escenario de la geografía urbana comercial.

De resultas del análisis de sus datos, los autores del estudio plantean hasta qué punto el turismo ha podido ejercer un efecto en una dirección contraria a la de los fenómenos anteriormente descritos, es decir, hasta qué punto el turismo ha podido funcionar como palanca dinamizadora que actúa contra los procesos de pérdida de dinamismo y de vitalidad comercial de los centros históricos.

"No sería imprudente suponer -afirman-que, en un escenario de deslocalización, digitalización y nuevos patrones de consumo, los crecientes establecimientos comerciales ligados en mayor o menor medida a la actividad turística (alojamientos, hostelería, supermercados, alimentación especializada…) han podido retener una actividad comercial que de otra manera podía quedar en un incierto abandono o letargo. En todo caso, este debate pone en evidencia la dificultad de realizar una aproximación a una temática de esta complejidad a partir de postulados simplistas o apriorísticos".

En conclusión, para los autores del estudio el papel que el casco histórico de Sevilla adopta como espacio comercial dinámico, de concentración y de centralidad se ha mantenido en los últimos años, aunque cambia la orientación en concordancia con el incremento del turismo y las actividades de ocio: el centro se «turistifica» y, con ello, se hace más turístico el perfil económico de su oferta de establecimientos comerciales.

Si ello supone una amenaza para el comercio tradicional, es, para los autores, algo difícil de aseverar, pues entra dentro de lo especulativo imaginar que bajo otra realidad turística el Centro hubiera conservado un mismo paisaje comercial de establecimientos de toda la vida y próximos al vecino residente. Precisamente en previsión de evitar una pérdida de la identidad y una banalización de la riqueza y la complejidad del paisaje de los centros urbanos, están surgiendo en distintas ciudades españolas -entre ellas Sevilla- iniciativas encaminadas a la preservación de los establecimientos emblemáticos, como baluartes de un patrimonio cultural vinculado a una actividad comercial singular y secular.

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