El director de Cáritas Diocesana, Juan Pérez, ha advertido hoy de un “empeoramiento” progresivo de la situación en la que viven las personas sin hogar, denunciando su desprotección social y sus dificultades para acceder a derechos elementales.
Pérez ha vuelto a dar la voz de alarma en el marco de la campaña anual de las personas sin hogar, que este año lleva como lema “Comparte tu red. No dejes que se queden fuera de cobertura”.
La organización admite que “es difícil cuantificar” cuántas personas viven en la calle o en situaciones infrahumanas, pero ofrece algunos datos que deben ser tenidos en cuenta. Así, el año pasado se acompañó a 421 personas en situación de sin hogar, sin techo e infravivienda.
En concreto, el centro de día El Salvador llevó a cabo un acompañamiento integral y continuado de 79 personas, mayoritariamente varones (93%). El 39 por ciento de personas atendidas tenía entre 18 y 25 años, correspondiendo en muchos casos a perfiles de jóvenes ex tutelados que se ven abocados a vivir en la calle. Además, el 57 por ciento del total tenía la nacionalidad española, el 81 por ciento estaba soltera y el 74 por ciento tenía estudios primarios.
Además de este recurso diurno para personas en situación de sinhogarismo, Cáritas Diocesana ofrece alojamiento digno a algunas de ellas a través de sus tres viviendas de autonomía, que favorecen que los usuarios puedan iniciar procesos de desarrollo personal al tener cubierta esta necesidad básica.
Pero hay más, dado que en el Albergue Municipal se atiende regularmente a “unas sesenta personas”, un número muy similar al de acogidos en el Hogar San Juan.
A todo ello hay que sumar a “muchísimas personas” que “al atardecer o el anochecer” no tienen otra alternativa que dormir al amparo de los soportales de los edificios, apilando para ello “un montón de cartones y mantas”. “Tenemos que pensar que ahí abajo hay una persona y tratar de poner remedio a estas cosas”, subraya Juan Pérez.
Lo malo es que no se ve solución a este problema, que incluso “tiende a empeorar desde la pandemia”. “Cuando parecía que el escenario iba a mejorar nos encontramos con la guerra de Ucrania y una subida espectacular de los precios que ha motivado que muchas familias carezcan de recursos para atender sus necesidades más básicas. Antes venía a pedir ayuda la gente que no tenía trabajo, pero ahora también vienen los que tienen una nómina”, apunta el director de Cáritas Diocesana.
La organización hace “lo que puede” y de hecho el pasado ejercicio invirtió 139.740 euros en auxiliar a estas personas, pero echa en falta más recursos y, sobre todo, una mayor sensibilización por parte de las administraciones públicas.
En este contexto, el manifiesto leído este miércoles en la plaza del Arenal advierte de que cada vez va quedando más gente “fuera de cobertura”, incrementándose año tras año el número de “personas y familias que se sienten solas y excluidas”, y que ven “cómo la brecha de la desprotección y la pobreza las separa y las empuja a unas condiciones de vida donde los derechos humanos desaparecen y la miseria se asienta”.
En este contexto, la campaña constituye “una llamada a cada persona y a la comunidad” para que sean capaces de acercarse “a la realidad que viven estas personas con una mirada integral y libre de prejuicios”. Por último, se interpela a las administraciones públicas para que garanticen los derechos de todas las personas “con un compromiso real”.
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