Susana García es rondeña, pero lleva muchos años en Estados Unidos, donde ejerce como profesora de español en Penn State University, la Universidad Estatal de Pensilvania.
Allí trabaja junto a otro rondeño, Miguel, con quien viajó hace un par de semanas hasta Ronda para poner en marcha un año más el programa de estudios en el extranjero (Summer Study Abroad Program in Ronda).
“Este programa formativo lo creamos prácticamente desde cero. Nos parecía que sería una buena idea poder viajar y convivir con familias españolas para aprender bien el idioma, pero también para conocer otros aspectos de nuestra cultura. Siendo los dos de Ronda, no se nos ocurrió mejor lugar para desarrollar nuestro proyecto”, explica la profesora.
En esta ocasión, ha vuelto muy bien acompañada, ya que son 19 los alumnos que han decidido vivir esta experiencia de inmersión cultural. Todos ellos son jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 21 años.
Hasta el próximo 25 de junio se hospedarán con vecinos de Ronda que han ofrecido para colaborar con la universidad norteamericana.
“Además del idioma, también queremos que conozcan nuestras costumbres y que puedan experimentar en primera persona qué supone vivir en España o cómo es la vida aquí. Ronda es una ciudad muy familiar y los resultados son muy buenos”, explica Javier López. Él es estudiante de Doctorado y junto a una compañera ejercen como asistentes de los profesores.
Los jóvenes reciben clases de español de lunes a viernes en horario de 9.00 a 14.00 en las instalaciones del Conservatorio de Música Ramón Corrales gracias a la colaboración de la dirección del centro de formación musical.
Por las tardes y los fines de semana realizan actividades con la familia de acogida o con los profesores. “Las clases son exigentes, pero también tenemos momentos de ocio en los que también se aprende muchísimo. Hace unos días, por ejemplo, bajaron a la Costa del Sol y pudieron darse un baño en la playa. También queremos que conozcan Sevilla y Granada”, explica López.
Los alumnos, por su parte, aseguran estar encantados con esta experiencia. Emily, por ejemplo, tiene 18 años y es la primera vez que viene a España. “Los paisajes son muy bonitos, la comida es muy buena, mejor que en los Estados Unidos”.
La gastronomía española es uno de los aspectos más destacados y valorados por los estudiantes, ya que, dicen, existen muchos contrastes no sólo por los tipos de platos que se elaboran en España sino por la calidad de los alimentos.
También les llama la atención la “antigüedad” de nuestro casco histórico. Una de las chicas nos explicaba que en su ciudad el edificio más longevo es, precisamente, uno de los que se encuentran en el campus universitario.
Las razones por la que quieren aprender español son muy variadas, aunque la mayoría coincide en que el número de hispano parlantes en Estados Unidos no deja de crecer, por lo que se ha convertido en un requisito casi necesario para poder conseguir determinados puestos de trabajo o dedicarse al mundo empresarial.
Otros, como Alex, quieren conocer en profundidad nuestro idioma para poder comunicarse con su familia materna: “Quiero aprender a hablar español porque mi madre, Angélica, es de México. Aún no he estado en su país, pero me gustaría viajar en el futuro”. Peter, sin embargo, confiesa que la música tiene mucho que ver, ya que se declara fan de Farruko y su famosa canción “Pepas”.
En cuanto a la comunicación con la “familia española”, parece que fluye satisfactoriamente, aunque a veces hay que recurrir al lenguaje universal de los gestos: “Mi madre de aquí es Paqui y mi padre es Javier. Ellos saben un poco de inglés, pero siempre intento hablar en español. Cuando tenemos algún problema, recurrimos a las manos y acabamos entendiéndonos”, nos explica una de las chicas.
El balance, de momento, está siendo muy positivo y la experiencia muy gratificante.
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