Quien a buen árbol se arrima...

'El rostro de la pobreza'

Cada vez es más frecuente cruzarse con la pobreza en nuestra sociedad, y nuestro Jaén no es una excepción, al contrario, ciudad campeona en necesidades y abando

Publicado: 10/02/2021 ·
16:14
· Actualizado: 10/02/2021 · 16:14
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  • Pobreza. -
Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Cada vez es más frecuente cruzarse con la pobreza en nuestra sociedad, y nuestro Jaén no es una excepción, al contrario, ciudad campeona en necesidades y abandonos.

Cada vez es más frecuente contemplar el rostro de la pobreza, que es el de una mujer treintañera de mirada triste y derrotada, el de un hombre joven para ser ya abuelo pero viejo para encontrar un trabajo, el de un hombre que aún viste bien, con destellos de miedo en la mirada a ratos dura y altiva, el de un joven que todavía brilla en sus pupilas, con sueños que se van escurriendo rápidamente entre las grietas de su esperanza, el de una mujer de rostro ajado que aprieta los labios y escudriña cualquier oportunidad, el de una persona vieja, cuyo género ya no se distingue por los rasgos de la cara, salvo por los lóbulos alargados de los pendientes o por la rala barba que aún afeita.

El rostro de la pobreza es el de un niño que ha aprendido demasiado pronto a mantener la decepción en su rostro, el de una persona que vino de su tierra lejana y ha quedado atrapada entre los barrotes de la desesperanza y la incertidumbre permanente, el de una mujer guapa que se maquilla y cuida su aspecto como el impulso irrefrenable de ocultar el fracaso, el de un pobre de toda la vida, que sigue siéndolo con la cachaza triste que proporciona la experiencia.

Hace escasos días, Oxfam Intermon alertaba que el impacto de la covid-19 puede dejar en España a 10’9 millones de personas por debajo de la línea de la pobreza. La pobreza extrema (vivir con menos de 16 euros al día) puede llegar al 10’9% de la población y la pobreza relativa (unos 24 euros al día) alcanzará al 22’9% de los habitantes de nuestro país. La pandemia, con todas sus secuelas socio-económicas está volviendo pobres a familias de un arco transversal que recorre casi todos los segmentos sociales, desde autónomos y pequeños empresarios, pasando por profesionales y trabajadores por cuenta ajena hasta empleados con trabajos temporales y moradores de la economía sumergida.

Se abren y acrecientan todas las brechas imaginables: la brecha salarial, la de género, la digital, la generacional. En estas circunstancias, la sociedad, entendida como un logro evolutivo del ser humano, dispone de las capacidades suficientes para superar estas dificultades, capacidades que se instrumentalizan con la cooperación, la justicia, el bien común, la solidaridad, el altruismo, la cultura, el arte, el conocimiento, la ética, el respeto, en definitiva, todo lo que nos hace humanos. Porque el rico, el poderoso o el astuto no nos van a sacar de esta.

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