Hace unos días el alcalde de Jaén y la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible hablaban de la creación de alguna figura de protección ambiental para la Sierra Sur. Bienvenida sea.
Esta idea es antigua, acariciada por los amantes de este territorio. Hace años tuve oportunidad de participar en un encuentro en Valdepeñas de Jaén en el que se argumentaba la necesidad de conservar la Sierra Sur. Y la asociación GEA, por poner otro ejemplo, ha solicitado a los regidores de Jaén de los últimos años, que se promueva la protección efectiva de esta comarca de la que nuestra ciudad es la puerta norte.
Parque Natural de la Sierra Sur debería ser la catalogación bajo la cual se amparase y gestionara el inmenso potencial de municipios como Jaén, Los Villares, Valdepeñas de Jaén, Castillo de Locubín, Frailes o Alcalá la Real. Me refiero a las amplias zonas de bosque mediterráneo que aún quedan, con áreas salpicadas de quejigos varias veces centenarios, con escondidas tejeras, con la rara vegetación de la media montaña de picos como la Pandera, con un catálogo de especies que dan lugar a una de las más elevadas biodiversidades de Andalucía; una comarca de gente acogedora y una entrañable riqueza etnológica, con localidades que albergan arte, historia y gastronomía; tierras de paisajes increíbles, cielos limpios que permiten el disfrute del observador de estrellas más exigente y muchos más elementos que conforman un patrimonio único, que debe conservarse y orientarse como motor de desarrollo (no de crecimiento).
El Parque Natural de la Sierra Sur podría ser la oportunidad para su comarca, y para ello debería dotarse de una serie de características que impidiesen el despoblamiento producido en otras zonas protegidas como la Sierra de Segura. Con presencia humana desde hace miles de años, es una simpleza creer que a mayor pérdida de población mejor conservación, porque nuestros ecosistemas naturales son el resultado de siglos de interacciones sutiles en las que han ido confluyendo la selección natural y la selección cultural.
El Parque Natural de la Sierra Sur debería poder compatibilizar la protección con el desarrollo (no el crecimiento), promoviendo una economía basada en la agricultura ecológica preferentemente, la producción y exportación de alimentos de gran calidad avalados por procesos tradicionales, un turismo sostenible, apoyado en la idea del viajero buscador de experiencias y sensaciones, y las posibilidades que ofrece el territorio para una economía del conocimiento. En definitiva, se abre una oportunidad que no puede perderse para la naturaleza y el desarrollo para una esquina deprimida de una de las provincias más deprimidas.
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